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DOCUMENTOS CENTRALES

PROGRAMA DEL PARTIDO COMUNISTA DE MÉXICO
(MARXISTA-LENINISTA)

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PRESENTACIÓN

El Tercer Congreso Nacional del Partido Comunista de México (marxista-leninista) realizado a principios de abril de 1998, aprobó por unanimidad y aclamación el PROGRAMA DEL PARTIDO COMUNISTA DE MÉXICO (MARXISTA-LENINISTA).

El Programa, forma parte de la Línea Política Básica del Partido y junto con la Declaración de Principios, los Estatutos y los Documentos de Táctica y Estrategia, constituyen el perfil político-ideológico-organizativo del destacamento de vanguardia de la clase obrera mexicana, destacamento organizado del proletariado mundial, parte integrante del Movimiento Comunista Internacional (marxista-leninista) que se expresa en la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones (marxista-leninistas).

Estos documentos básicos y la práctica revolucionaria por transformar el mundo le han dado a nuestro Partido su propia identidad de clase proletaria y lo diferencian de otras fuerzas y corrientes socialdemócratas, oportunistas, reformistas, izquierdistas-aventureras, burguesas y pequeñoburguesas.

El Tercer Congreso de nuestro Partido ha trazado en el Programa de manera científica la línea histórica y lógica (de acuerdo con las leyes del materialismo dialéctico e histórico) por la que ha transcurrido la germinación, consolidación y desarrollo del capitalismo en México.

Se ha tratado que este documento, sin rebajar su profundidad científica, sea accesible al obrero medio y sirva en la agitación y la propaganda para organizar a la clase obrera hacia la revolución proletaria, la instauración de la dictadura del proletariado y la construcción del socialismo y el comunismo.


Fraternalmente
Comité Central.

INTRODUCCIÓN

El Programa del Partido Comunista de México (marxista-leninista), es el programa de la clase obrera mexicana. Su fundamentación teórica, tiene como base la metodología de Carlos Marx, Federico Engels, Vladimir llich Lenin y de Iosif Visarionovich Stalin.

En nuestro Programa se recoge la experiencia práctica del proletariado mundial en general y del proletariado mexicano en particular en su lucha contra el capital y por la emancipación de la humanidad de la explotación del hombre por el hombre. Nuestra premisa es la existencia del proletariado como la única clase capaz de sepultar al capitalismo. Hacemos nuestra la tradición fundada con la proclamación del Manifiesto del Partido Comunista, la Primera Internacional, la Comuna de París, la construcción del Partido Comunista Bolchevique, la Gran Revolución Socialista de Octubre, la tradición revolucionaria de la Internacional Comunista, el triunfo del Campo Socialista sobre el Nazifascismo, la importante experiencia de los países de ex-democracia popular y la política proletaria de Frente Popular. Nos consideramos herederos de las mejores tradiciones del Partido Comunista de México (Sección Mexicana de la Tercera Internacional) fundado en 1919 y de los destacamentos revolucionados que se constituyeron en los 60's y 70's del siglo XX, como una respuesta proletaria a la degeneración y traición del viejo Partido "Comunista" Mexicano. Estamos orgullosos de hacer filas en el ejército de los camaradas Lenin y Stalin.

Nuestro Programa junto a nuestra Declaración de Principios y nuestros Estatutos, forman los Documentos Básicos que todo militante del Partido y todo obrero con conciencia de clase debemos de comprender y aceptar para poder explicarlos a las amplias masas obreras y populares.

En el Programa está contenida la visión marxista-leninista del desarrollo del capitalismo en México y la explicación de cómo de este desarrollo capitalista, nacen las condiciones materiales y espirituales para su subversión y su conversión en revolución socialista proletaria como una base importante para el triunfo de la Revolución Comunista Mundial.

En este Programa, se destaca el papel fundamental del Partido Comunista, de la clase obrera y de la violencia revolucionaria de las masas populares.

Particularmente en México han madurado las condiciones objetivas para el triunfo de la revolución socialista. El crecimiento del proletariado industrial, su disciplina, su contacto directo con lo más importante del desarrollo científico y tecnológico y su condición de clase no propietaria, además que de su fuerza de trabajo y su fusión con el marxismo-leninismo, lo hacen la clase revolucionaria por excelencia sepulturera del capitalismo.
En este texto, nuestros camaradas y los revolucionarios, antiimperialistas y demócratas consecuentes encontrarán una explicación científica del desarrollo del capitalismo mexicano del capitalismo monopolista de estado de las clases y la lucha de clases en México y de las tareas que el proletariado en el poder habrá de emprender en el terreno económico, político, militar, social, ideológico y cultural, para el triunfo del socialismo y el comunismo a nivel nacional e internacional.

CAPÍTULO I

1. EL DESARROLLO HISTÓRICO DEL CAPITALISMO.

a) De las sociedades precapitalistas.

Se estima que desde hace aproximadamente unos 35 mil años, pequeñas oleadas de hombres asiáticos empezaron a poblar el continente americano cruzando el estrecho de Bering. Por un espacio de tiempo bastante prolongado, producto de la falta de factores materiales que fungieran como aceleradores de su desarrollo social, los primeros pobladores de América subsistieron bajo formas de producción comunitarias. Sus relaciones de producción eran colectivas y de cooperación, subsistían de la recolección, la caza y la pesca. Sus instrumentos fueron el garrote y toscas piedras, más tarde la lanza, el arco y la flecha.

Con el desarrollo paulatino de sus fuerzas productivas surgió la agricultura y la cría de algunos animales domésticos y con ello, la vida sedentaria. Así se acrecentó la división del trabajo, apareció el trabajo artesanal y el comercio; se esparcieron las aldeas y los grandes centros para la actividad económica, social y religiosa de aquellas sociedades, pronto se empezaron a generar los excedentes de producción, surgieron las clases sociales.

En el preámbulo de la llegada de los españoles, en lo que actualmente se considera nuestro territorio nacional, se había desarrollado la sociedad de clases entre los toltecas, mayas, aztecas, purhépechas, y otros más, aún cuando persistían comunidades primitivas de cazadores y recolectores. La sociedad de mayor esplendor fue la azteca, que sojuzgaba a más de 370 tribus y las hacía tributarias. Su estructura social la conformaban, por un lado, los productores directos: macehuales, mayeques, tamemes y tlacotin y, por el otro, los grupos dominantes: tlatoanis, tetecuhtin y pillilis. El lujo de los señores aztecas contrastaba con la pobreza del pueblo azteca y de las tribus conquistadas. Los españoles sentaron su dominio apoyándose en las propias formas de explotación y estructuras aztecas.

A la llegada de los colonizadores españoles las tribus más desarrolladas se encontraban en los primeros estadios de la sociedad de clases esclavista. La presencia de los europeos, imprimió características especiales al desarrollo ulterior de nuestras sociedades, cortando en redondo cualquier desarrollo independiente ulterior de aquellas.

b) Acumulación originaria y colonialismo.

La acumulación originaria significó para los pueblos indígenas de América un costo muy alto, pues se realizó mediante la conquista violenta, la esclavización la usurpación, robos, represiones, asesinatos, segregación racial y el exterminio de gran parte de la población nativa. El Imperio Español impuso a sangre y fuego un régimen feudal y colonial de explotación sobre los indígenas conquistados. Se aceleró el desarrollo de las fuerzas productivas en beneficio de los encomenderos, los hacendados, la Corona española y la burguesía.

Durante la Colonia, los metales preciosos fueron explotados en provecho de la Corona española; el comercio monopolizado; la agricultura controlada por las grandes haciendas feudales y las tierras de los indígenas furtivamente ocupadas. La Corona española se enriquecía a través del quinto real, los estancos, las alcabalas, los impuestos, además de otros tributos. Castas e indios fueron obligados a pagar tributo al rey, dueño de toda la tierra y la cual concesionaba a sus vasallos, así como se les obligó a pagar tributos en especie, en trabajo o en dinero a sus señores o caciques y, los diezmos y primicias a la iglesia.

Durante la época de la Colonia se desarrolló una constante lucha de clases. Se multiplicaron las rebeliones y se dieron decenas de levantamientos e insurrecciones de los indios, las castas, los mestizos y el pueblo en general en contra del orden opresor. Entre las innumerables luchas de aquella época destacan las dirigidas por Jacinto Canek, Yanga, Ayopin, así como la de los mineros de Real del Monte.

Con el desarrollo inevitable de las fuerzas productivas, el establecimiento de lazos económicos internos, el desarrollo histórico, el papel cohesionador del idioma español, la comunidad de territorio entre las distintas clases y etnias, las aspiraciones nacionales de las clases explotadas y también de las clases opresoras nativas, la conformación de una psicología particular y el sentimiento de opresión y explotación hacia el imperio español; aparece la nación mexicana, surgen los sentimientos nacionales y posteriormente la conciencia nacional.

En 1810 se había establecido en México un régimen basado en el latifundismo. La profunda opresión y explotación de que eran objeto las amplias masas campesinas, indígenas y mestizos, trabajadores de minas, artesanos y capas pobres de las ciudades fueron la causa de la epopéyica insurrección de las masas populares que combatieron en las filas de los ejércitos revolucionarios de Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón y otros caudillos, bajo el influjo liberador de las ideas antifeudales de la Revolución Francesa y el asalto a la Bastilla.

c).- La formación del capitalismo en México

La revolución de independencia creó las bases para comenzar la disolución de las trabas económicas y políticas con carácter precapitalistas, aparece la producción agrícola sobre bases capitalistas, pequeños talleres artesanales, así como el pequeño y el gran comercio, que, paulatinamente, en las primeras décadas, después de la revolución de independencia, van sentando los cimientos para el crecimiento del mercado interno, dándose un gran impulso a la pequeña producción de mercancías, transformándose poco a poco las actividades de autoconsumo en actividades económicas que producen esencialmente para el mercado.

A partir de 1840 hasta fines del siglo XIX se da la acumulación originaria interna de capital en México que se caracteriza por un proceso violento de expropiación de la tierra. Los campesinos y los campesinos-indígenas son violentamente expulsados de sus tierras al tiempo que se les expropia se saquean los terrenos comunales; combinado con la inversión y saqueo de Inglaterra (minería), Francia (comercio) y EE.UU. (expansionismo territorial norteamericano que para México significó la pérdida de más de la mitad de su territorio nacional).

Entre 1840 y 1860, la pequeña producción individual poco a poco se va transformando en producción de empresas capitalistas, organizadas bajo la cooperación simple y el desarrollo del comercio en mayor escala.

Se ejerce la expropiación por unos cuantos, que privan a la gran masa del pueblo de la tierra y los medios de vida e instrumentos de trabajo. En este marco histórico, se dan las leyes de desamortización de las tierras y las corporaciones civiles (municipios, pueblos etc.) de 1856-1859; durante el período que comprende de 1867-1876, con la reforma juarista (la llamada república restaurada), hasta el Porfiriato, en 1883, con la Ley de Colonización de Terrenos Baldíos, se da remate al despojo de tierras de los campesinos.

En esta etapa histórica, se desarrolla la concentración de capitales sobre una base estrictamente capitalista, transformando los medios de producción individuales y desperdigados en concentración de la producción, la propiedad raquítica de muchos, en propiedad gigantesca de pocos.

Se proletariza a la gran masa del pueblo, expidiéndose leyes que obligaban a los campesinos, expulsados de sus tierras, a convertirse en proletarios y a someterse a la disciplina que exige el trabajo asalariado. La burguesía naciente desarrolla la violencia física para reclutar jornaleros (proletarios agrícolas).

La burguesía, utiliza el aparato estatal para imponerle al trabajo, salarios de hambre y jornadas laborales extenuantes de 16 a 18 horas (extracción de plusvalía absoluta), en las minas incluso, se trabajaba de 36 hasta 48 horas seguidas. Los niños y las mujeres, son incorporados a la explotación capitalista. Así se desarrolló el capitalismo en México, chorreando sangre por todos sus poros.

De las décadas de 1860 a 1890 se desarrolla la manufactura (textiles, mercancías de consumo inmediato como el papel, calzado, etc.), que será el régimen de producción predominante en este periodo y que se desarrolla al lado de una gran cantidad de talleres artesanales y de la pequeña producción agrícola que va a ser todavía muy extensa. Al ser el período de infancia de la gran industria en esencia, la manufactura no va aportar ninguna transformación radical al proceso de producción capitalista. Invade la producción de modo fragmentario, y siempre sobre el vasto panorama del artesanado urbano, así como de la industria doméstico rural. La manufactura se desarrolla al ritmo que crecen las exportaciones de materias primas y alimentos.

A nivel superestructural el predominio del liberalismo será la base ideológica de la burguesía en esta etapa y servirá de fundamento para la integración del Estado Nacional.

En este marco general de despojo, ruina y proletarización del artesanado y los campesinos, desde 1850 se forman las primeras asociaciones de trabajadores, se crean el mutualismo, el unionismo, el cooperativismo, con matices ideológicos que van desde el socialismo utópico, el anarquismo hasta el cristianismo primitivo. Representados por Plotino C. Rhodakanaty, el Circulo de Obreros de México (1872), o Julio López Chávez (socialista utópico asesinado en el régimen de Benito Juárez García).

Después de haber sentado sus bases la manufactura, en la última década del siglo pasado, se comienza a desarrollar la industria maquinizada en la producción de diversas mercancías como el algodón, lana, el lino (industria textil); conservas, cervezas, etc. Se establecen las primeras grandes industrias maquinizadas en la industria pesada como la química, el cemento y la siderurgia. Hacen su aparición los primeros grandes monopolios extranjeros, que comienzan a exportar capitales a México, característica propia del capitalismo que entraba a su fase imperialista. Desde este periodo se va dando el dominio imperialista de E.U. en México y en menor medida de Inglaterra y Francia (se extiende la presencia del capital internacional en la industria petrolera, ferrocarriles, minas, industria eléctrica, teléfonos, intervencionismo militar, injerencia política). Igualmente en esta etapa se desarrollan los bancos, las comunicaciones, y sobre todo el sistema ferroviario que ayudó de manera significativa al crecimiento del gran comercio para la exportación de materias primas y alimentos, así como ayudó a la aceleración de la circulación de las mercancías fortaleciendo el mercado interno. Además en esta época se empieza a desarrollar la gran agricultura capitalista.

Para resistir el embate del capital, el proletariado forma los primeros sindicatos que hacen su aparición en la última década del siglo pasado. Se desarrollan huelgas textiles en Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Cananea y Río Blanco (1906-1907), estas últimas influenciadas por las organizaciones anarquistas como el Partido Liberal Mexicano dirigido por Ricardo Flores Magón.

2. CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICO-BURGUESA DE 1910-1917.

De 1891 a 1905 se fermenta una nueva situación revolucionaria. La Situación económica, política y social auguraba una nueva ruptura entre las relaciones sociales de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas.

Los precios de las mercancías de consumo popular aumentaban en más de 100% mientras que los precios de los salarios permanecieron estacionarios, cuando no descendieron. La represión generalizada se ejercía al proletariado cuando exigía aumentos de salarios, disminución de la jornada de trabajo, el derecho de asociación, pago al trabajo de niños y mujeres etc. En el campo, al proletariado y al semiproletaríado rural, se le mantenía en una feroz opresión y explotación por medio del "sistema de deudas", las "tiendas de raya", etc.

Aunado a lo anterior, existía una gran concentración de las tierras en pocas manos. Para 1910, dos terceras partes de la superficie laborable se repartía entre 834 grandes terratenientes, mientras el país tenía 15 millones de habitantes; tan sólo, diez propietarios, acaparaban más de 14 millones de hectáreas.

Bajo estas condiciones materiales de existencia de las masas trabajadoras, se produjo el desencadenamiento de una dinámica social de efervescencia política, despertándose el enorme potencial revolucionario existente en su seno, pero que fueron hábilmente aprovechados por la burguesía con el amparo de los imperialistas cuya vanguardia político ideológica fue representada en una primera etapa por Francisco I. Madero, seguidamente por Venustiano Carranza, posteriormente por Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles.

La participación de las masas campesinas, indígenas, artesanos, obreros y pobres de la ciudad y el campo fue enorme e impetuosa, sin embargo, no fueron capaces de llegar al triunfo entre otras cosas debido:

a) la dirección encabezada por Francisco Villa y Emiliano Zapata, confiaba en la burguesía,

b) por su contenido de clase, de este movimiento democrático-popular, estaba imposibilitado dotarse de una dirección propiamente proletaria, y,

c) la inexistencia histórica de un partido proletario marxista que se basara en la alianza obrero-campesina y fuese el punto ordenador de las luchas con una proyección comunista.

La derrota de Villa en los grandes combates de Celaya y de Trinidad en Guanajuato en 1915, permitió definir claramente el rumbo que había de tomar el nuevo Estado mexicano bajo la dirección político-militar de los representantes del conjunto de la nueva burguesía triunfante.

Es así como la clase en el poder, aprovechó para llevar a cabo en forma rápida y segura en el periodo de 1816-1920, el cambio de la vieja organización, en una nueva organización burguesa y la emboscada del 10 de abril de 1919, que terminó con la vida del jefe del Ejército Libertador del Sur, en San Juan Chinameca, ordenada por Carranza a José María Guajardo, sólo viene a confirmar la consolidación en el poder de la nueva burguesía dominante que posteriormente se hizo llamar revolución hecha gobierno.

Una vez derrotados los campesinos y obreros que habían sido enfrentados entre sí y establecido el nuevo régimen democrático burgués, la fracción burguesa del constitucionalismo dirigida por Carranza fue derrotada a través de un golpe de Estado por la fracción burguesa que encabezaban Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles,

3. LA CONSOLIDACIÓN DEL CAPITALISMO Y
EL ESTADO BURGUÉS ACTUAL.

La revolución democrático-burguesa de 1910-1917 creó las bases económicas y políticas para el surgimiento de los grandes monopolios industriales, comerciales, bancarios, y sobre esta base, la creación y consolidación de una poderosa oligarquía financiera que va a ir sentando sus reales en las décadas de los 30´s, 40's, y 50's. Como consecuencia de lo anterior y a través de todo un proceso político y económico dará forma al Capitalismo Monopolista de Estado.

A finales de la década de los 30's se da un importante desarrollo capitalista del país, del que el principal beneficiario fue la burguesía industrial que se valió del aparato estatal para promover sus intereses; reforma agraria, control de importación, desarrollo de un sistema de bancos nacionales, y la promoción estatal de la industria.

Desde esa década, la burguesía monopolista, se ha valido en alto grado del Estado, para desarrollar empresas básicas en pos de la industrialización, tal fue el caso en el petróleo, la electricidad; y los impuestos para financiar el gasto del gobierno federal en obras de infraestructura y servicios en beneficio de los monopolios.

La reforma agraria del periodo cardenista (1930-1936) tuvo varias consecuencias de las que podemos destacar: el repunte de la producción agrícola en oposición al atraso de las clases terratenientes; la división de clases en el campo bajo una perspectiva capitalista; la formación de una producción mercantil complementaria a la gran producción capitalista; y, la integración de las masas campesinas, como la quinta columna de la burguesía y su Estado en refuerzo de sus posiciones políticas.

Con Lázaro Cárdenas del Río, igualmente se consolidan las bases del régimen de dominación burguesa actual, al consolidar el PNR como partido de represión y dominación sobre la clase obrera y las masas populares.

En este período se materializa la corporativización de las masas obreras y campesinas a través de la CTM, la CNC, y la CNOP entre otras. La CTM va a ser fundada con la participación colaboracionista del reformismo oportunista de Lombardo Toledano y los errores y desviaciones de derecha del PCM, a mediados de los treintas.

De 1940 a 1970 el proceso del desarrollo capitalista en México, se manifiesta en gran escala a través de la industrialización de acuerdo al papel de país dependiente, que juega México en la división internacional del trabajo. El proceso de industrialización de estas décadas se basa en el crecimiento de algunas ramas industriales como: la petrolera, la química, la automotriz, la farmacéutica, la siderúrgica, de maquinaria, de aparatos eléctricos, de perfumes, de cosméticos, de la construcción, del cemento, de las comunicaciones y del transporte.

Para garantizar la omnipotencia de los monopolios y el capital financiero, y con el pretexto de "estimular la iniciativa privada", el Estado burgués mexicano decretó medidas especiales para administrar directamente algunas industrias básicas para el crecimiento industrial (basadas en la explotación de la clase obrera) como la del petróleo, la de petroquímica básica, de la electricidad, de la siderurgia y de la minería, para asegurar la expansión del capital financiero y monopólico-industrial, aunado al impulso de la modernización de los medios de transporte. Para asegurar la reproducción de la fuerza de trabajo proletaria y extraer mayor plusvalía, el Estado burgués en este periodo desarrolla servicios educativos y médico-asistenciales. Estas medidas sin duda alguna implicaron un golpe al imperialismo.

Aumentó la explotación de la fuerza de trabajo, se desarrolló la productividad del trabajo y descendió el valor de la fuerza de trabajo. Se arruinó a la pequeña y mediana agricultura por medio de la política de "precios de garantía" a los productos campesinos (materias primas, alimentos), que en realidad eran pagados por debajo de su valor, para poder mantener bajos salarios industriales y a fin de cuentas una mayor acumulación de capital.

A nivel político, se mantuvo un férreo control estatal a través de la GTM, la CNC, desarrollando además sindicatos de protección. De esta etapa data la intervención del ejército y la policía para imponer al charro Jesús Díaz de León como líder del Sindicato Ferrocarrilero. También se dan importantes movimientos obreros, destacando los ferrocarrileros, petroleros y mineros, luchas sindicales de maestros y médicos, así como el desarrollo del sindicalismo universitario independiente. Destácase al final de los años 60´s las luchas radicalizadas del sector estudiantil por todo el país, que concluye en una de las más sangrientas represiones del Estado moderno actual sobre un sector del pueblo (movimiento estudiantil de l968 y 1971).

Después del gran crecimiento industrial de la década de los años 70's se agudizan las contradicciones del sistema y estalla la crisis de sobreproducción, que se manifiesta en la bancarrota de la agricultura, el crecimiento de la inflación, dando por terminado con la estabilidad de precios, etc.

En estas circunstancias, se debilita el control político del Estado burgués e insurge la pequeña-burguesía radicalizada que en base a la critica del oportunismo y el reformismo del P"C"M, y la frustración en la década de los 60´s se crean: la Liga Leninista Espartaco, PDLP, FRAP FUZ, MAP LC 23 de Septiembre, y otros grupos ultraizquierdistas. Tomando la esencia de la teoría del foco guerrillero, (en un contexto internacional con una fuerte influencia del revisionismo soviético y la revolución cubana) se desarrolla en México el movimiento armado. La base material de estas expresiones armadas de la pequeña burguesía urbana y rural fueron producto del desarrollo contradictorio del capital, el proceso de industrialización y la crisis que estalló en los 70's, el problema de la tierra, La falta de créditos y de libertades democráticas.

De 1982 a 1998 se desarrolló en forma recurrente la más profunda crisis capitalista que ha padecido México, que se manifestó en que más del 50% de la fuerza de trabajo disponible se encontraba desempleada, la miseria se extendió a limites insospechados, la agricultura se encontraba en total quiebra afectando principalmente al campesino pobre, miles de pequeñas y medianas industrias se fueron a la quiebra, la inversión extranjera se dio en actividades parasitarias como la bolsa de valores.

En este marco la oligarquía financiera y el imperialismo implementan la política económica neoliberal para sostener el proceso de concentración y centralización de capital. De esta manera el neoliberalismo es la política económica del capital financiero de estos tiempos dirigido a garantizar la acumulación capitalista y el proceso de reproducción ampliada del capital.

En este periodo, la contradicción entre la socialización de la producción y su apropiación privada, entre el proletariado y la burguesía se ha visto incrementada a niveles nunca antes vistos, la concentración del capital en una pequeña oligarquía financiera ha llegado a cifras altísimas, concentrándose el capital en unos cuantos trust, monopolios, y consorcios, como Alfa, Banacci, Carso, Cemex, Cydsa, ICA, lusa, Maseca, Pulsar, Televisa, Visa, Bancomer, Vamsa, Vitro, y del imperialismo con General Motors, Chrysler, Kodak, Sony, Hewlett Packard, IBM, Nissan, Volkswagen, etc., mientras que en el otro polo, en la clase obrera, en los últimos 20 años (1977-1997), el aumento del salario se da por debajo de la inflación, con una pérdida acumulada del 70%, por lo tanto, el capital sólo ha proporcionado al proletariado lo mínimo indispensable para mantenerle en pie, para que reproduzca la fuerza de trabajo necesaria para la producción. Por el deterioro del salario, la jornada de la clase obrera en los hechos ha aumentado en promedio a 11 y 12 horas de trabajo para cubrir lo mínimo indispensable de sobrevivencia. La explotación de la mujer y de los niños en las grandes maquiladoras que se han extendido en el último periodo es algo cotidiano. Se desarrolla de manera brutal el hacinamiento porque dos o tres familias proletarias tienen que vivir en una misma casa habitación para compartir los gastos de renta, luz, agua, etc., la desnutrición ha trascendido a ser un problema generacional que se manifiesta no sólo en el raquitismo, sino en la degeneración del cuerpo humano por el elevado precio de los productos básicos y la inserción de alimentos chatarra en la dieta de la clase obrera y el pueblo mexicano.

Una parte cada vez mayor de los impuestos es absorbida por el gasto del ejército, la policía, las cárceles, los grupos paramilitares y de contra-insurgencia, para mantener la protección de la propiedad privada y prevenir posibles estallamientos sociales y golpear a movimientos insurgentes, efectuando auténticas masacres de campesinos como en Aguas Blancas, Acteal, Los Loxichas, etc., y en las ciudades como el caso de los asesinatos y tortura de los jóvenes de la Colonia Buenos Aires en la Ciudad de México, desarrollando el terrorismo de estado.

Hoy, las funciones sociales de la burguesía corren a cargo de empleados y asesores a sueldo. Toda la actividad de la burguesía, se reduce a cobrar sus ganancias, cortar cupones y jugar en la bolsa de valores, donde entre uno y otro burgués, se arrebatan y engullen los capitales de los pequeños y medianos accionistas, desatando quiebras en la bolsa como fue el caso del '95 y del '97, convirtiéndose en verdaderos vampiros que chupan la sangre, el cerebro, los músculos y humanidad de millones de proletarios que se consumen bajo la dictadura reaccionaria del capital.

A partir de 1988 se dieron cambios en la composición del parlamento, hoy el PRI comparte el poder con el PRD y el PAN, pero el principal protagonista de la democracia burguesa actual, es la reacción, donde los dirigentes de los monopolios o sus criaturas ocupan importantísimos puestos en la Cámara de Diputados, senadores, secretarías de Estado, gubernaturas, etc.

El parlamento compuesto por los partidos burgueses y pequeño-burgueses PRI, PAN, PRD, PT, PVEM, se ha convertido en uno de los principales terrenos de maniobras, engaños, arribismo político, hipocresía; donde se legisla en favor de los grandes monopolios y la oligarquía financiera, se otorgan enormes subsidios a los banqueros, se aprueban altos impuestos que perjudican a la clase obrera, topes salariales, etc.

Combinado con el "pluralismo político" y la "transición a la democracia", el régimen burgués, reprime y descalifica toda lucha al margen de la institucionalidad burguesa y sus partidos; en este marco se recompone el corporativismo sobre la clase obrera, y a la par de la CTM, se crea la UNT, para disolver el contrato colectivo, impulsar el contrato por horas y no por jornada laboral, disolver las mínimas prestaciones sociales, impulsar topes salariales. La UNT busca adecuarse a los "tiempos modernos" exigiendo mayor sacrificio para que la burguesía extraiga mayor cantidad de plusvalía del fondo humano de la clase obrera

Con la profundización de la crisis capitalista y ante la inminente proletarización de la pequeña y mediana burguesía, nuevamente, se generan proyectos armados, con ideología de liberación nacional, castro-guevarista y maoísta, como el EZLN (1994) y el PDPR-EPR (1996), que llaman a la lucha armada totalmente al margen de la clase obrera y su teoría científica, el marxismo-leninismo, sin haber realizado un proceso de organización de las masas populares como hacedoras de la historia.

Tal es sucintamente el devenir histórico del sistema capitalista.

CAPÍTULO II

CARACTERIZACIÓN DEL CAPITALISMO ACTUAL

1. MÉXICO EN LA ÉPOCA DE CAPITALISMO FINANCIERO (IMPERIALISMO).

La fase actual y última del capitalismo a escala mundial es el imperialismo o capitalismo monopolista. Sus rasgos distintivos fundamentales son: la suplantación de la libre competencia por la dominación de los monopolios y el capital financiero, la exportación de capitales, el reparto del mundo por los trusts internacionales y la finalización del reparto de toda la tierra entre los grandes piases capitalistas, adquiriendo las contradicciones del sistema una acentuada amplitud y profundidad sin precedentes.

Sobre la base del capitalismo monopolista se ha formado el Capitalismo Monopolísta de Estado. El Estado Burgués hoy toma la forma de dictadura de la oligarquía financiera, realiza todas sus actividades en interés de los principales monopolios. Tal sistema económico-político, que consiste en la subordinación del aparato estatal a los monopolios capitalistas y en su utilización para ingerirse en la vida económica y política del país con el fin de asegurar las ganancias máximas y de reforzar la omnipotencia del capital financiero, llámese Capitalismo Monopolista de Estado.

Esta modalidad que representa el grado más alto de la socialización capitalista de la producción, trae consigo un mayor incremento de la explotación de la clase obrera, de pauperación y ruina de las amplias masas trabajadoras.

México se encuentra, en tanto que país capitalista con un nivel de desarrollo económico inferior a las grandes potencias, sujeto a la dependencia del imperialismo, principalmente en su aspecto de "anexión" económica por parte del norteamericano y de otras potencias imperialistas, nuestro país está circunscrito en una extensa zona de influencia y control yanqui que es América Latina mediante un fuerte endeudamiento, dependencia tecnológica, comercio desigual y desfavorable (acentuado con el Tratado de Libre Comercio), inversiones extranjeras, concesión de zonas francas, producción en el interior de empresas imperialistas para el mercado mundial, saqueo de sus recursos, explotación económica, utilización en gran escala de nuestra fuerza de trabajo (emigración) para apuntalar sus centros industriales y agrícolas, así como a través de la opresión política, social y nacional; todo ello en el marco de la internacionalización del capital y la nueva división internacional del trabajo, una de cuyas premisas es salvar a los Estados imperialistas de los efectos de la Ley de la tasa decreciente de la ganancia a costa de la súper-explotación de nuestros pueblos. Por tal situación el Capitalismo Monopolista de Estado adquiere en nuestro país características especiales en consonancia con el sojuzgamiento nacional y extranjero de los monopolios, acentuándose la ruina de las masas.

Aunque ya en las postrimerías de la revolución de 1910-17, el principal logro para la burguesía haya sido (una vez sofocadas las fuerzas progresistas campesinas y la emergencia del movimiento proletario) el reencausar el proceso de concentración y centralización de capitales; es fundamentalmente en los años 40 del siglo XX, cuando el Estado interviene en la economía directa e indirectamente a través de empresas públicas y con el fomento a la inversión privada, para consolidar los grandes grupos monopolios en nuestro país, que en nuestro caso, más que existir primero y después entrelazarse con el Estado, surgen en su gran mayoría gracias a la actuación del Estado moderno.

En México existe una alta concentración y centralización del capital en manos de unos cuantos monopolios nacionales y extranjeros que resulta escandalosa tan solo al comparársele con economías de países semejantes y superiores; un puñado de magnates controlan los puntos neurálgicos de la economía del país, existen consorcios que abarcan ramas enteras de la industria, la agricultura, el comercio, las finanzas, los servicios e inclusive en el narcotráfico. La fusión de empresas industriales, comerciales, agrícolas y bancarias, han dado lugar al predominio del capital financiero en estrecha vinculación y subordinación al capital financiero internacional con la penetración de las sociedades multinacionales, transnacionales e instituciones bancarias extranjeras lideradas por los yanquis.

En la fase del imperialismo y de la crisis general del sistema, el Capitalismo Monopolista de Estado acelera e intensifica dicho proceso de concentración y centralización de capital utilizando todos los recursos e instrumentos públicos. La política económica estatal mexicana apoya, fomenta y protege al capital monopolista con instrumentos como la regulación del crédito, de los precios, la devaluación, disminución de los salarios; a través de la inversión y gasto público en infraestructura básica; con la protección fiscal, arancelaria, además de otros incentivos a la inversión. También la legislación de los últimos años favorece a los grupos monopólicos: Ley de Transferencia de Tecnología, Ley de Inversiones Extranjeras, reformas constitucionales, des-regulación económica, entre otras, promoviendo la participación ventajosa de las grandes empresas extranjeras y nacionales en la agricultura, el comercio, la industria, la pesca, el transporte, las finanzas, actividades forestales y en los servicios, aún al costo de arruinar a la pequeña y mediana burguesía. El Estado, que es subsidiario de la gran burguesía, (y este es un elemento característico de la formación social mundial), en México, adquiere proporciones inauditas, pues en cada etapa del desarrollo del capitalismo mexicano, el Estado, ha salvado una tras otra a la gran burguesía de su bancarrota, pero ha marchado a la par del desprestigio de las clases gobernantes y sus dirigentes políticos por la traición que representa a los intereses del pueblo, y la corrupción y descomposición del sistema que esto entraña.

Con el Capitalismo Monopolista de Estado, en México se ha fortalecido un sector de la burguesía nacional (la oligarquía financiera) contra la clase obrera, el pueblo en general e inclusive contra las fracciones no monopolistas de la misma burguesía y, aunque con sus contradicciones evidentes, en comunión con el capital extranjero y la gran narcoeconomía con la que tiende continuamente a fundirse. La oligarquía financiera nacional y el imperialismo controlan la economía del país, manejan y dominan los grandes monopolios privados y estatales sometiendo a la mediana y la pequeña industria a servir de sus apéndices, ejerciendo una influencia tecnológica, industrial, comercial y financiera avasalladoras.

El Estado en su calidad de instrumento de la oligarquía financiera lucha contra los efectos negativos que se ciñen sobre la acumulación de capital, tales como la tendencia decreciente de la cuota de ganancia y las crisis, sometiendo a las masas a la sobreexplotación y miseria sobre la base de todo tipo de programas de reconversión industrial, productividad y de recuperación económica de corte anti-popular. En ese sentido intenta mitigar los efectos de la anarquía reinante en la producción de mercancías y fijar los montos, ritmo y destino de la inversión, lo que se enfrenta a la dura realidad de las limitaciones del mercado interno y las propias tendencias de una economía sujeta a los apetitos de sus facciones dominantes que se manifiestan en la sed de ganancias máximas y la priorización en consecuencia del negocio especulativo.

El capitalismo en México se caracteriza por una polarización geo-económica, un desequilibrio entre las distintas ramas de la producción, entre la ciudad y el campo, provocando la ruina de éste y la concentración de la población en las grandes ciudades, efectos y manifestaciones de la anarquía de la producción que al no ser remontados de los marcos del sistema la lucha del Estado burgués contra ellos no puede dejar de tener alcances limitados. Así mismo acrecienta más las diferencias entre el trabajo manual e intelectual.

La industria y la agricultura desarrolladas en función de las necesidades del imperialismo, producen fundamentalmente para la exportación, haciendo de México un país exportador de materias primas industriales, manufacturas, productos agrícolas y petróleo. Es decir, nuestra economía tiene, cada vez con mayor fuerza, una tendencia a la integración y supeditación a la economía imperialista norteamericana no solamente como un fenómeno natural del nivel de desarrollo económico en México sino además, como producto de una activa participación del estado en las esferas económica, política y social a favor de la oligarquía financiera y el imperialismo.

De igual manera el Estado ha jugado un importante papel al sostener en sus manos durante décadas empresas necesarias al desarrollo de la gran burguesía y el imperialismo, que en vista de sus limitaciones financieras, las del mercado nacional, la coyuntura internacional, el apuntalamiento del Estado, además de otros aspectos de carácter histórico, la clase capitalista prefirió y vióse obligada a que éste (el Estado) las usufructuara en provecho de ella (la clase capitalista) y del inmenso aparato burocrático estatal (fuente de nueva burguesía), para que en esa perspectiva, creara mejores condiciones y reclamara su derecho a poseerlas en disfrute pleno una vez pasada su fase de consolidación. En este sentido, es claro que el Estado ha jugado un papel de primer orden como promotor del capital monopolista. Ha sido decisiva su intervención en la monopolización de la exploración, extracción y refinación de petróleo y gas; del abastecimiento y conservación del agua; de la operación del sistema de presas y drenajes; de la construcción de caminos y puentes; de la generación y distribución de energía eléctrica; de la comunicación telegráfica; del transporte ferroviario.

En el presente, el Capitalismo Monopolista de Estado en México, se distingue por la profundidad de la penetración y dominio de los monopolios nacionales y extranjeros en el país; por una más activa injerencia imperialista en todos los terrenos de la vida social: por la reprivatización de gran cantidad de empresas públicas de carácter estratégico pasando estas a manos de la oligarquía financiera y el imperialismo; por la intransigencia de la oligarquía financiera; por el desmantelamiento de algunos rasgos de corte chovinista dentro del Estado ajustándose a un mejor y más eficiente instrumento del poder económico; por la filtración de espacios de poder político a la narco-economía; por la completa subordinación de todos los mecanismos estatales al gran capital y al imperialismo; por la descomposición de la clase dominante que ha renunciado a todo proyecto desarrollista del capitalismo en México en pos de sus propias ambiciones, identificándose con un modelo industrial-agrícola que responda a las nuevas necesidades de los imperialistas y la oligarquía financiera.

En la etapa actual, la gran burguesía nacional ha rebasado los márgenes de proteccionismo limitado como un status particular de su sojuzgamiento por los imperialistas para aliarse crecientemente con menos restricciones y en forma sólida al imperialismo con sus pretensiones hegemónicas como salida a la emergencia de nuevos bloques imperialistas en el marco de la nueva división internacional del trabajo, los limites del mercado mundial, las crisis y la revolución.

2. CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA CRISIS EN MÉXICO.

A consecuencia de las contradicciones internas del sistema y de la dominación imperialista que pesa sobre la vida nacional, a nuestro país le toca enfrentar el fenómeno de la crisis en forma recurrente y exacerbada.

Es sabido que la crisis llámese financiera, industrial, agrícola o comercial, tiene su causa en la contradicción existente entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la apropiación que se revela como la oposición entre la organización de la producción dentro de los marcos de cada empresa por separado y la anarquía de la producción en toda la sociedad; proviene de la naturaleza misma del sistema y el Capitalismo Monopolista de Estado la lleva a extremas consecuencias.

Las crisis capitalistas son crisis de sobreproducción. Los capitalistas lanzan al mercado inmensas cantidades de mercancías. Los almacenes se ven abarrotados de productos que no encuentran salida por haberse producido en cantidad superior de la que pueden adquirir las masas trabajadoras que son los principales consumidores, Los capitalistas reducen la producción despidiendo a una gran masa de obreros. Se cierran una gran cantidad de empresas. Aumenta el paro forzoso. Se arruinan los pequeños productores del campo y la ciudad. La falta de ventas trastorna el comercio. Los capitalistas sufren una aguda penuria de dinero disponible para hacer frente a los pagos. En las bolsas se desencadena la bancarrota descendiendo la cotización de las acciones, obligaciones y demás títulos de valor y por último, se produce una racha de quiebras de empresas industriales, establecimientos de comercio y entidades bancarias. Este fenómeno, ligado a la ley de la tasa decreciente de la ganancia que impulsa a los capitalistas a acelerar la composición orgánica del capital, cuya consecuencia inmediata es el desempleo masivo, además del de por sí grave paro laboral crónico que afronta el país, junto a los efectos de la dominación imperialista y los preceptos de su política neoliberal, hacen más aguda la crisis del capitalismo en México.

México, vive el fenómeno de la crisis en forma recurrente. A los brevísimos períodos de "auge" le suceden una y otra vez las crisis económicas en tiempos cada vez más prolongados, a tal grado que nuestro país no ha visto verdaderos períodos de bonanza capitalista como antaño durante el proceso de industrialización (1935-1970), apoyado por una coyuntura internacional favorable y en el crecimiento del mercado nacional e internacional.
A fines de la década de los sesentas y principios de los setentas del siglo XX, la economía mexicana parecía tener una buena imagen, había crecimiento económico, solidez monetaria y estabilidad política, aún a pesar de la convulsión social que generaron los grandes movimientos de los trabajadores ferrocarrileros en 1958-59 y el de estudiantes en 1968. El "milagro mexicano" de crecimiento económico sostenido que propalaba la burguesía nativa y aplaudían los imperialistas llegó a su fin. Bajo el capitalismo, ya no hay cabida para políticas "independientes" y "nacionales", el actual entrelazamiento de los mercados en un mercado mundial único, así como la agudización de la competencia intermonopólica y la formación de una fuerte oligarquía financiera en el país, llevan continuamente al estallido de la crisis.

Sin embargo, ya en sí, con independencia de las condiciones internacionales, este desarrollo que dio un mayor peso y preponderancia a la industria con respecto a la agricultura en la economía bajo la égida de la anarquía de la producción vendría a preparare estallido de la crisis.

De partida, la quiebra de la agricultura, la anarquía de la producción, el lento crecimiento del mercado con respecto a la producción, la aguda concentración de la riqueza, el saqueo del imperialismo norteamericano de los recursos naturales del país, y la fuerte crisis económica y financiera internacional, llevaron a México a sumergirse en la crisis más severa de los últimos cincuenta años, quedando el país al borde de la catástrofe desde mediados de la década de los setentas y sin que hasta la fecha, a pesar de los breves períodos de reactivación (en los que se prioriza la inversión extranjera directa, la especulación financiera y el endeudamiento externo que se muestran de continuo como impulsores de nuevas crisis), se haya logrado eliminar los estragos que ésta ha ocasionado a las masas, antes al contrario, pese a los alardes de la burguesía, los imperialistas y su Estado, a consecuencia de la crisis las masas han sido sometidas a la más bárbara explotación y opresión en condiciones miserables de vida y de trabajo para pagar los platos rotos.

La historia del capitalismo ha demostrado que la crisis hace más ricos a los capitalistas y más pobres a los proletarios, que la política gubernamental refuerza y amplía la secuela de la crisis para beneficio de la oligarquía financiera nacional e internacional. En los últimos años la situación del pueblo mexicano se ha deteriorado como jamás se haya visto, expresándose de manera dramática en el empobrecimiento, el desempleo, la inflación, la carestía de la vida, el deterioro de la situación social en general. Es decir en un proceso sostenido de depauperación que atrofia de manera irreversible todas las cualidades naturales del género humano. El fenómeno de la crisis radica pues, como queda expresado, en las propias leyes del sistema capitalista.

3. EL ESTADO BURGUÉS Y EL CONTROL POLÍTICO DE LAS MASAS.
El orden social existente sólo puede sostenerse por el sometimiento en todos los sentidos de las masas trabajadoras, lo que constituye una de las fundamentales actividades del Estado. El Estado mexicano es el aparato de explotación y opresión de la burguesía sobre el proletariado, el campesinado y demás masas trabajadoras a fin de mantener una estabilidad política que permita la explotación asalariada con altas ganancias.

Todos los elementos constitutivos del Estado trabajan en mancomunión para reforzar las cadenas sobre las masas trabajadoras.

Estas instituciones formadas por el gobierno central, los gobiernos estatales, el parlamento, los administradores de la justicia burguesa (poder judicial), los aparatos represivos (ejército y policías), la burocracia, además de valerse de los partidos políticos burgueses, del complejo instrumental de la prensa, la radio, la televisión, entre otros medios; son los responsables de mantener el statu quo actual.

El Estado burgués ejerce el control de las masas en lo ideológico, económico, social, administrativo, jurídico, militar y lo político apoyándose en cada uno de sus aparatos e instrumentos.

A nivel central, el Poder Ejecutivo concentra los hilos del control político central y dirección de los asuntos del Estado burgués, su autoritarismo es un rasgo distintivo en toda república burguesa y necesario para sostener el poder burgués. En nuestro país éste adquiere caracteres virulentos, propicia una mayor actividad política de la derecha patrocinada por la oligarquía financiera, el clero y el imperialismo norteamericano, en una clara línea de fascistización.

Las instancias parlamentarias con el condimento oposicionista burgués, son un elemento importante para legitimar el sojuzgamiento de las masas, las cámaras son el palacio de mercaderes donde los intereses de las masas están ausentes.

En la administración de justicia y aún en todos los niveles del aparato estatal impera la corrupción, el influyentismo, el desprecio a los explotados. El aparato judicial al igual que el legislativo, son instrumentos que garantizan la impunidad de la burguesía, de los narcocapitalistas y sus personeros en el gobierno, para imponer una de las más feroces formas de explotación capitalista.

El legalismo constituye un arma esgrimida por todos los representantes del Estado, ha sido pieza clave de la república burguesa, en un periodo las leyes estaban revestidas de un carácter nacional revolucionario, aunque no dejaban de reglamentar el orden de explotación y opresión burguesa pese a contener aspectos democráticos en su seno, sin los cuales difícilmente las masas estarían dispuestas a acatarlas, a todo ello en el último periodo la burguesía, los imperialistas y sus partidos han insertado una serie de cambios reaccionarios a la Constitución, como son las modificaciones al artículo 3º, 27º, etc.

La presión de la lucha del proletariado y pueblo mexicanos obligó a la burguesía a admitir ciertas reivindicaciones, tales como las garantías individuales, los derechos sindicales y sociales, la jornada de 8 horas y el salario mínimo, no obstante tan sólo han sido derechos formalmente reconocidos por las leyes, en tanto que no se pueden cumplir cabalmente en el sistema capitalista como tampoco la burguesía está dispuesta a que se cumplan. En cada uno de esos derechos la propia burguesía ha impedido su ejercicio mediante una reglamentación secundaria o cláusulas complementarias que niegan, nulifican u obstaculizan su aplicación. Aún y con todo la burguesía pugna por eliminar las cláusulas del artículo 123 que le restringen explotar más intensamente a la fuerza de trabajo, así como socava la seguridad social integrándola al proceso de especulación financiera (caso de las afores).

Los partidos políticos de la burguesía, el sistema electoral, el juego democrático burgués para la alternancia en el Poder de los partidos burgueses (PAN, PRI, PRD, entre otros) como una de las salidas preferidas a las crisis políticas del sistema, el corporativismo, la religión y los medios masivos de comunicación han sido instrumentos de la clase dominante para engañar y manipular a las masas trabajadoras alejándolas de la perspectiva revolucionaría y atándolas al carro de la burguesía.

Finalmente, cuando las masas pasan a la organización y lucha, aparece la brutal represión física, en la que el ejército, las policías, los tribunales y las cárceles, cumplen su papel como instituciones para ejercer la violencia organizada de la reacción, que hoy se manifiesta en un vasto proceso de fascistización en la vida social del país, trascendiendo como una opción efectiva para salvar los obstáculos con que se enfrenta la clase dominante por mantener bajo su control al pueblo. Así la burguesía maniobra en dos frentes, uno, apostando a las salidas parlamentarías y pseudodemocráticas, y el otro, que está desarrollando a la par, es preparando la salida fascista militar a sus crisis políticas.

CAPÍTULO III

LAS CLASES SOCIALES Y LA LUCHA DE CLASES

1.- Burguesía y proletariado.

Como en toda sociedad capitalista, en México, la burguesía y el proletariado se enfrentan irreconciliablemente.

La burguesía es la clase social propietaria de los medios de producción, de cambio y de distribución, que al comprarle al obrero su fuerza de trabajo a cambio de un salario, se convierte en propietaria de esa fuerza de trabajo y de su producto.

El móvil de la clase parasitaria burguesa es extraer el máximo de plusvalía mediante la explotación y consumo de la fuerza de trabajo del proletariado, es decir, absorber implacablemente gota a gota la sangre, la humanidad de la clase obrera.

A la burguesía, se enfrenta el proletariado que por el papel que juega en la producción y por sus condiciones materiales, es la clase más revolucionaria de la sociedad capitalista, una clase que bajo la dictadura del capital, es explotada y oprimida.

Por Clase de los Proletarios se entiende a los esclavos modernos, a los esclavos del salario, a aquellos que privados de medios de producción propios, se ven coaccionados económicamente a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario para poder mantenerse con vida y que crean un excedente que va a parar a manos de la burguesía. La jornada laboral que debe entregar el obrero al patrón, se divide en tiempo de trabajo necesario (que es el trabajo suficiente para la reconstitución humana del obrero), y trabajo excedente (aquel del cual el patrón se apropia sin ninguna retribución al obrero y que se convierte en plus-producto o plusvalía). Los proletarios son, los más importantes productores de la riqueza material. Sus intereses de clase los obligan a luchar irreconciliablemente contra el capitalismo. Sólo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria.

Como la clase obrera no posee los medios de producción, no tiene interés en mantenerlos en propiedad privada, por el contrario, como la propiedad privada de los medios de producción es la base de la explotación de los obreros por los capitalistas, el único camino hacia la emancipación de la clase obrera lleva a la supresión de ésta y a su sustitución por la propiedad social. Los proletarios son los sepultureros del capitalismo.

El proletariado mexicano ha crecido extraordinariamente en número, representa más de la mitad de la población económicamente activa, es la inmensa mayoría de los trabajadores del país.

En la clase obrera existen sectores estratégicos tanto por la importancia de la rama industrial donde laboran, su numerosa concentración, así como por sus tradiciones combativas de lucha sindical. Entre estos sectores podemos considerar a los obreros petroleros, electricistas, telefonistas, ferrocarrileros, del transporte, de los sistemas de comunicación, de la industria automotriz, electrónica, química, farmacéutica, siderúrgica y construcción. Así mismo el Ejército Industrial de Reserva (desempleados) también forma parte de la clase de los proletarios.

Estos sectores, con la influencia del Partido Comunista marxista-leninista, deberán de convertirse en la vanguardia de la clase y de las amplias masas populares explotadas y oprimidas por el capital para conducirlas por la senda de la revolución comunista.

2.- La pequeña burguesía.

A las clases y capas que se encuentran entre el proletariado y la burguesía, se les denomina como clases y capas pequeño-burguesas. La característica fundamental de la pequeña burguesía, es su actitud vacilante hacia la lucha que libran de manera irreconciliable la burguesía y el proletariado. La pequeña burguesía está atada a la existencia de la propiedad privada de los medios de producción. Está ligada a los intereses de la burguesía y en la medida en que defiende sus intereses inmediatos, juega un papel reaccionario, pero en la medida en que adopta el punto de vista del proletariado juega un papel potencialmente revolucionario sirviendo como un aliado importante de la clase obrera.

Sobre la base de su posición hacia el proletariado y la burguesía, y de su próxima proletarización o de la posibilidad de que se integren a la burguesía, diferenciamos entre la pequeña burguesía baja, mediana y alta, Ella se distribuye en las esferas de la producción industrial, del comercio, la agricultura, la circulación monetaria y del aparato del Estado.

Así tenemos que en el régimen capitalista mexicano se ha consolidado definitivamente una clase pequeño-burguesa que realiza una producción complementaria de la gran producción capitalista y que comparece en la arena de la lucha de clases con "su propia ideología" y "sus propias reivindicaciones".

El sector integrado por los pequeños productores capitalistas de mercancías agrícolas e industriales y los pequeños comerciantes, exigen de la burguesía y el Estado la derivación de recursos a través de precios de garantía, la concesión de créditos baratos y oportunos la renegociación de la cartera vencida, etc. Este sector en el campo busca desarrollar y proteger la pequeña producción de mercancías agrícolas, complementaria del capitalismo agropecuario.

Las reivindicaciones de la pequeña burguesía industrial y comercial, se orientan a obtener de los capitalistas dominantes recursos suficientes para el desarrollo de la pequeña y mediana industria, del pequeño y mediano comercio, la renegociación de su deuda, que les permita funcionar como complemento de la producción y el comercio capitalistas.

La pequeña burguesía integrada por los artesanos, dueños de pequeños talleres, comerciantes en pequeño, dueños de algún medio de transporte, y los campesinos, buscan organizarse en gremios, tienen el afán de luchar contra los estragos de la política del régimen, pero, por sus condiciones se detienen en la antesala de la lucha socialista, siendo un deber del proletariado y su Partido Comunista, conducirlos hacia la revolución socialista.

Se consideran capas pequeño burguesas a sectores como el estudiantado, profesores, abogados y otros profesionistas que bajo determinadas condiciones ni son productores de mercancías ni tienen medios de producción en sus manos, pero que participan en forma indirecta de los excedentes sustraídos a la clase de los proletarios, al ser sostenida su educación o sus ingresos de la plusvalía social distribuida a través de los gastos de educación, salarios a burócratas, profesores, etc., sin que aporten un excedente.

De entre la pequeña burguesía se alimentan las corrientes reformistas, anarquistas, putchistas-blanquistas e infantilistas de "izquierda". Las clases y capas pequeño burguesas que padecen permanentemente de las consecuencias de la política de la gran burguesía, pueden, bajo la dirección del proletariado, convertirse en combatientes por la libertad y el socialismo.

3.- Las clases sociales en el campo.

a) La burguesía agroindustrial.

El eje de la producción en el campo en la actualidad es la agricultura y ganadería capitalista ligada a los grandes monopolios.

La burguesía agroindustrial controla la producción en el campo en grandes extensiones de tierra a través de formas intensivas de explotación en las que se ha logrado sostener crecientemente una importante inversión de capital. Estas, concentran la mayor parte del capital en el campo en forma de capital dinerario, instalaciones, granjas, maquinaria, fertilizantes, abonos, canales de riego, presas, uso de técnicas modernas en la explotación agrícola y ganadera basadas en el empleo de la fuerza de trabajo.

B) Los campesinos ricos.

Una capa inferior de la burguesía rural la constituyen los campesinos ricos, Es una capa que explota cierta cantidad de fuerza de trabajo obteniendo excedentes de su producción campesina, al ser propietaria de las mejores parcelas, al contar con medios de producción y técnicas superiores, en relación, a la mayoría de los campesinos.

La situación por la cual se ha formado una capa superior de los campesinos se debe al desarrollo desigual propio de toda producción mercantil. En general, esta capa tiene un doble papel: por un lado tiene un aspecto explotador, y por el otro, son oprimidos por la burguesía puesto que sus medios de producción son limitados y se ven afectados por los precios monopólicos, recurriendo frecuentemente al endeudamiento y participando de la redistribución de los excedentes generados pero en favor de la gran burguesía.

c) Los campesinos medios.

Los campesinos medios con parcelas en propiedad o ejido, viven de su propio trabajo y el de sus familiares, poseen algunos medios de producción y contratan en menor medida asalariados, lo que les permite obtener ocasionalmente un pequeño excedente. Estos mantienen una situación inestable que les hace oscilar entre los campesinos pobres y ricos, pero también ven contrapuestos sus intereses con los de la burguesía agrícola, comercial y los terratenientes. A estos campesinos les interesa la industrialización del campo, la diversificación de sus cultivos y la irrigación, luchan por el crédito y una comercialización que no les arruine. El movimiento de esta capa es progresista pero no se dirige contra la dominación burguesa en sí, sino contra algunos efectos secundarios que esta produce.

Para que descubra a sus verdaderos enemigos es necesario su propia experiencia de lucha y la acción que en su seno desarrolle el proletariado industrial y agrícola que le conduzca a formas superiores de organización social y de producción, superando el aislamiento en que se mantiene.

d) Los campesinos pobres.

Comprende a los campesinos que en su carácter de pequeños productores agrícolas no alcanzan a satisfacer sus necesidades más elementales y tienen que vender eventualmente su fuerza de trabajo para complementar sus medios de vida, por lo que se ven expuestos a una doble explotación. Los campesinos pobres son masas numerosas de ejidatarios y minifundistas cuyas tierras son de mala calidad o están ubicadas muy al margen de los medios de transporte modernos y suficientes, carecen de máquinas, herramientas, créditos, semillas, riego, fertilizantes, etc., por lo que frecuentemente se ven obligados a rentar sus parcelas por precios ínfimos, venderla o abandonarla, incorporándose a las filas del proletariado agrícola o industrial. Los campesinos pobres se han destacado en la lucha por la tierra, pero sus angustias y miserias económicas no acabarán sino hasta que se logre un verdadero reparto agrario que confisque toda la tierra a los latifundistas y burguesía agraria, para ser entregada a ellos junto con todo el instrumental necesario para la producción, apoyo técnico, financiero y comercial.

Sólo la destrucción del sistema capitalista con el triunfo de la revolución proletaria, garantizará una vida mejor a los campesinos pobres del país, que constituyen el aliado más firme del proletariado.

e) El proletariado agrícola.

El proletariado agrícola constituido por peones y jornaleros sin tierra es uno de los sectores más arruinados de la clase obrera que vende su fuerza de trabajo a la burguesía agroindustrial y campesinos ricos, su condición es miserable, frecuentemente emigra a las ciudades y a los centros industriales y agrícolas del imperialismo en busca de empleo, por su atraso político es cruelmente explotado por la burguesía. Su participación en la revolución en el campo será de primer orden.

f) Las etnias indígenas.

Las etnias indígenas componen un sector especial que aún preservando características peculiaridades propias, forman parte de la nacionalidad mexicana, en su mayor parte pertenecen a los campesinos, artesanos pobres, al semiproletariado, proletariado rural y en menor medida al proletariado urbano, siendo explotados y oprimidos como tales por las clases poseedoras, también existe una pequeña capa de explotadores indígenas. Las etnias indígenas viven en condiciones económicas por debajo de las del resto de la población del país, se les ha expropiado la propiedad de la tierra y arrojados a cultivar pequeñas parcelas en pésimas condiciones, respecto a los demás medios de producción modernos su participación es prácticamente nula, se encuentran brutalmente oprimidos en el terreno cultural, político y social, siendo además sometidos a una profunda ignorancia y desigualdad. Por ello, la defensa de sus etnias y en ese sentido de su derecho a detentar los medios de producción modernos y de la propiedad de la tierra, así como su derecho a desarrollar sus propias características culturales de contenido popular, el uso de su lengua materna, la enseñanza en centros escolares propios, su autonomía político-administrativa, la obtención de un desarrollo equilibrado en todos los niveles de su vida social, son intereses legítimos reconocidos por el proletariado como justos.

En el sistema capitalista, las comunidades indígenas no tienen otra perspectiva que su desaparición, sólo con la revolución proletaria encontrarán el camino de su proyección humanista.

4.- El semiproletariado.

El semiproletariado es una capa social intermedia entre la pequeña burguesía y el proletariado, que se caracteriza por el estado de transición de la pequeña burguesía arruinada a las filas del proletariado por períodos cada vez más largos y frecuentes

El semiproletariado urbano es una capa que ha crecido en forma gigantesca en las últimas décadas, debido a la gran cantidad de campesinos pobres a los que la miseria y desocupación obliga a emigrar por temporadas a las grandes ciudades y por la ruina sistemática de la pequeña burguesía urbana que se ve obligada a vender su fuerza de trabajo en algunas épocas. El semiproletariado en su conjunto se ha distinguido por su gran combatividad en la lucha por el derecho a la tierra en el medio rural, y a la vivienda en las grandes concentraciones urbanas. Este sector es una de las fuerzas motrices de la revolución socialista y un aliado del proletariado.

5.- La aristocracia obrera y el lumpen proletariado.

La aristocracia obrera es una minoritaria capa superior del proletariado que disfruta de los privilegios que se le otorgan debido a las altas ganancias de la clase capitalista. Esta se compone de los cuadros técnicos, científicos, profesionales y demás proletarios cualificados que reciben un salario elevado, de donde derivan en formarse una mentalidad pequeñoburguesa, mezquina y egoísta. La aristocracia obrera es portadora de la influencia burguesa, se le utiliza por el enemigo de clase para corromper, engañar y desorientar al proletariado. Esta capa sirve de base a los partidos socialdemócratas, revisionistas y de derecha, de sus filas surgen los líderes charros y oportunistas.

El lumpen proletariado es producto de la descomposición de las capas más bajas de la sociedad capitalista, está compuesto por elementos desclasados, quienes generalmente están dispuestos a venderse a la reacción para servir a sus maniobras, son fácilmente reclutados como esquiroles, matones, porros o agentes. El Iumpen proletariado puede a veces ser arrastrado al movimiento por una revolución proletaria; sin embargo, en virtud de todas sus condiciones de vida está más dispuesto a venderse a la reacción para servir a sus maniobras.



CAPÍTULO IV

EL CARÁCTER DE LA REVOLUCIÓN EN MÉXICO

En México se requiere de una nueva revolución para dar solución a los grandes problemas de la clase obrera y las masas explotadas y oprimidas por el capital.

El carácter de la próxima revolución en México está determinado por el desarrollo de las fuerzas productivas que entran en contradicción con las relaciones sociales de producción imperantes.

Con todo lo asentado, el carácter de la próxima revolución será socialista, siendo parte integrante de la revolución comunista mundial. Porque el capitalismo ha desarrollado en alto grado las fuerzas productivas preparando así todas las condiciones materiales necesarias para la organización socialista de la sociedad.

Considerando que el nivel del desarrollo capitalista en México toma la forma de Capitalismo Monopolista de Estado, el papel que juega el proletariado en la producción, además de haberse constituido en la clase mayoritaria de la sociedad, la fuerza decisiva en su porvenir y, en vista de las insalvables contradicciones del régimen capitalista, el proletariado mexicano tiene como tarea histórica principal, destruir el poder del capital en todas sus manifestaciones.

La única revolución que puede solucionar de raíz las contradicciones del sistema, es la revolución proletaria.

El hecho histórico de que la parte más importante de los medios de producción, circulación y cambio estén en manos de los grandes monopolios, es decir, de la oligarquía financiera y el Imperialismo le proporciona las condiciones materiales para proceder a la expropiación directa y sin indemnización, pasando estos a manos del Estado de Dictadura del Proletariado. Con esta propiedad socializada se procederá al inicio de la construcción del socialismo sobre la base de la planificación central de la economía. El hecho de que en nuestro país dominen los monopolios en todas las ramas de la economía indica que las condiciones están maduras para que se expropien y pasen a ser propiedad de todo el pueblo concentrándose en manos del Estado Socialista.

Para dar solución de raíz a la explotación, miseria y hambre, que cotidianamente vive la clase obrera y el pueblo en general, es necesaria la revolución socialista. La revolución socialista es la más amplia y profunda de todas, ya que el proletariado para alcanzar su propia emancipación necesita liberar a toda la sociedad, porque no se propone el cambio de una clase explotadora por otra en el ejercicio del poder, sino la abolición total de la explotación del hombre por el hombre, la desaparición de la división de la sociedad en clases, la extinción del Estado y las leyes del mercado.
El marxismo-leninismo y la historia enseñan que la única forma de destruir el Estado burgués es a través de la violencia revolucionaria, la lucha armada del pueblo, por medio de la insurrección general obrero-campesina como única garantía para instaurar el socialismo.


CAPÍTULO V

PROGRAMA MÁXIMO DE LA CLASE OBRERA Y EL P.C. de M (m-l)

Destrucción del Estado burgués mexicano.

La Revolución socialista comienza con la destrucción del Estado burgués mexicano y con ello de la dominación económica, política y cultural de la burguesía mexicana y el imperialismo, dando paso a la instauración de un Estado de Dictadura del Proletariado como uno de los instrumentos fundamentales para aplastar la resistencia de las clases explotadoras y para la edificación de la Sociedad Socialista.

La Dictadura del Proletariado está basada en la alianza estratégica obrero-campesina y en el ejercicio de la verdadera democracia, la Democracia Proletaria. Todas las clases y sectores de clase antes explotados y oprimidos, trabajarán unidos en la construcción del socialismo bajo la dirección del proletariado revolucionario encabezado por su Partido Comunista marxista-leninista.

La destrucción del Estado burgués mexicano se llevará a cabo a través de las siguientes medidas:

a) Destrucción de las instituciones del Estado y las formas de administración burguesas, construyendo el Estado de Dictadura del Proletariado, cuya administración pasará a manos del proletariado que se basará en la Planificación Económica Socialista. La divisa será: ¡De cada quién según sus capacidades, a cada quién según su trabajo! Lo anterior será la garantía para poner la administración socialista al servicio de la clase obrera y el pueblo en general.

b) Disolución del PRI, PAN, PRD y todos los partidos burgueses. Disolución del actual régimen; disolución de los organismos corporativos y fascistizantes, y, la instauración de la más amplia democracia y libertad del pueblo para organizarse. El establecimiento del Estado Socialista se desarrollará desde las fábricas, el campo, las colonias, poblaciones y demás instancias o centros en que se agrupan las masas trabajadoras a través de los Consejos Revolucionarios de Obreros y Campesinos.

c) Destrucción del dominio imperialista, desconociendo la deuda externa, nacionalizando las empresas extranjeras, rompiendo todo tipo de acuerdos onerosos para el país, etc., luchando en un amplio frente anti-imperialista que englobe a todos los pueblos de la América y el resto del mundo.

d) Destrucción del ejército, las policías y todos los aparatos represivos del actual régimen. Creación del Ejército Rojo del Proletariado y las milicias populares dirigidas por el Partido Comunista de México (marxista-leninista).

e) El Estado Socialista implantará un sistema jurídico, que juzgue y castigue a todos los criminales represores del pueblo.

Edificación de la sociedad socialista.

La edificación del Estado socialista como primera fase del comunismo se basa en el cumplimiento de los objetivos históricos del proletariado que responden a las más elevadas aspiraciones materiales y espirituales de todo el pueblo.

Estos objetivos son:

1) Serán expropiados y socializados por el Estado de Dictadura del proletariado sin indemnización, todos los medios de producción, distribución y cambio monopolizados por la burguesía y el imperialismo, teniendo como objetivo eliminar la propiedad privada, su naturaleza estará orientada a que la producción social se corresponda con la apropiación social de lo producido, además serán expropiados sin indemnización todos los bancos, casas de bolsa, casas de cambio, monopolizados por la burguesía financiera y el imperialismo, éstas pasarán a manos del Estado proletario. Se disolverán los organismos financieros especialmente establecidos por la burguesía que sólo sirven para especular con las riquezas del pueblo, de igual manera serán expropiadas todas las reservas de oro, papeles de valor, depósitos y papel moneda.

2) Se expropiará la tierra sin indemnización a la burguesía agro-industrial y latifundistas, incluidos los edificios, maquinaria, ganado e instalaciones que sirvan para la producción agrícola. Serán anulados todos los contratos o deudas que pesen sobre los campesinos. De la tierra expropiada, una parte importantísima será entregada inmediatamente a los campesinos pobres y proletariado agrícola que así lo requieran en propiedad, otra menor tomará la forma de empresas agrícolas estatales para incentivar al campesinado sobre las ventajas de la producción colectiva. Donde aún exista la propiedad y producción colectiva se desarrollará bajo las nuevas condiciones sociales del régimen socialista dotándoles de más tierras. A los campesinos se les otorgará apoyo financiero, comercial y técnico. Por medio de la educación y del ejemplo se promoverá las ventajas de la producción colectiva y la socialización de la tierra, así, mediante la emulación y la persuasión, se promoverá la colectivización de la tierra y su producto, así como la ganadería y granjas colectivas. Todas las riquezas del subsuelo (minerales, petróleo, carbón, gas, sal, etc.), al igual que los bosques y las aguas de importancia nacional, serán usufructuadas, con carácter exclusivo por el Estado Proletario. Todos los ríos, lagos, bosques, etc., pasarán en usufructo a las comunidades. Las tierras y haciendas con alto nivel técnico: huertos, plantaciones, semilleros, viveros, invernaderos, etc., no serán repartidas sino convertidas en haciendas modelo y transferidas en aprovechamiento exclusivo del Estado Proletario o a las comunidades, según su extensión e importancia.

3) El proletariado en el poder establecerá la soberanía nacional sobre todo el territorio, islas, costas, arrecifes, aguas nacionales, subsuelo, espacio aéreo, mediante la expropiación de todas las propiedades de los monopolios transnacionales e impidiendo toda usurpación imperialista, desconociendo todo tratado o convenio político, económico, cultural y militar que coloque a México en situación de subordinación y neocolonialismo respecto a los imperialistas. Se nacionalizará sin indemnización a todas las empresas imperialistas que operan en el país (bancarias, industriales, comerciales, agrícolas, servicios, transporte y comunicación) y desconocimiento de la deuda externa e interna. El Estado proletario establecerá el monopolio del comercio exterior en beneficio de la construcción socialista, prohibirá todo tipo de inversión y crédito del extranjero que venga de países imperialistas. Así también tenderá permanentemente a eliminar el mercado, la ley del valor y sus consecuencias. Será desconocido todo derecho imperialista de patentes y marcas, dado que estos se basan en el empleo monopolista de la ciencia, la fuga de cerebros, el robo de conocimientos a los pueblos del mundo por parte de las superpotencias que promueve el atraso de los pueblos.

4) El Estado de Dictadura del Proletariado garantizará la defensa y ampliación de las libertades democráticas de la clase obrera y el pueblo trabajador eliminando así el control corporativo y opresor que ejercían el Estado burgués y sus aparatos, garantizando una efectiva participación en la dirección y construcción de la sociedad socialista que asegure la satisfacción de las necesidades materiales, políticas y culturales de las masas trabajadoras.

Por lo tanto la Dictadura Revolucionaria del Proletariado tendrá como base fundamental la democracia proletaria, que consistirá en la más amplia y multilateral participación en la vida económica, política y social de la clase obrera, los campesinos pobres, la juventud, la mujer, la intelectualidad progresista y el pueblo en general, a través de los Consejos Revolucionarios y sus organizaciones de masas.
El Estado Socialista implantará el derecho al trabajo como derecho básico y elemental de todos los mexicanos. Se prohibirá el trabajo infantil, y habrá una reducción general de la jornada de trabajo para las masas trabajadoras y una especial para la juventud.

5) En la cuestión urbana la revolución proletaria tendrá como punto de partida expropiar sin indemnización las grandes propiedades urbanas en manos de la burguesía dotando a la clase obrera, los trabajadores y habitantes de las colonias populares de una vivienda amplía con buenos servicios para asegurar una vida digna y decorosa, liberándolos de la especulación, saqueo y opresión a que están sometidos por las compañías inmobiliarias y el Estado burgués.

Serán traspasados los palacios y edificios públicos a la administración del Estado proletario.

Como una mas de las medidas para eliminar la contradicción ciudad-campo, se desconcentrarán las actividades de las grandes ciudades apoyándose en el desarrollo económico, político y cultural del campo.

6) El Estado Socialista implementará un nuevo sistema de asistencia y seguridad social integral que abarque a la totalidad del pueblo, a la niñez, la mujer, la juventud, los ancianos y a los discapacitados, que garantice a las masas trabajadoras el derecho a la educación, la salud, la vivienda y la recreación.

El Estado Socialista, pondrá al servicio de las masas populares escuelas, universidades, hospitales, centros de servicio social y cultural; guarderías, comedores populares y promoverá la construcción de otras unidades que alivien el trabajo doméstico permitiendo el desarrollo integral del niño, el joven y el cuidado humano de los ancianos.

El Estado Socialista, implantará grandes medidas sanitarias para prevenir y erradicar las enfermedades sociales (alcoholismo, drogadicción, cólera, enfermedades venéreas, SIDA, etc.).

7) Se impulsará una verdadera Revolución Cultural, educativa y científica para elevar el nivel cultural de las masas populares para su educación comunista; se desarrollará la socialización de los conocimientos científicos, culturales y técnicos para la adquisición de hábitos de la actividad pública y de dirección, en lucha contra los vestigios de la cultura decadente, valores y prejuicios burgueses o pequeño burgueses. De igual manera será utilizado por el Estado Socialista, el cine, la radio, televisión, prensa, revistas, teatros, museos, instalaciones deportivas, pintura, música, escultura, arquitectura, libros, etc., para una vasta educación general de la clase obrera y las masas populares que tenga como objetivo la edificación de una nueva cultura comunista que muestre el desprecio a la explotación, la depauperación y deshumanización a fin de que se recupere y eleve nuestra naturaleza humana dejándose atrás la fetichización del hombre, la enajenación y la alienación burguesa.

Esta será la base para que florezca la cultura proletaria (el realismo socialista) en todas sus manifestaciones: las artes, las ciencias, el deporte, la recreación socialistas. Se desarrollará una educación realmente científica puesta al servicio del pueblo trabajador. Esto exige el establecimiento de un sistema educativo basado en el materialismo dialéctico e histórico que erradique totalmente el analfabetismo y combata el idealismo. El Estado socialista pondrá al alcance efectivo de la clase obrera, de los trabajadores y sus hijos la educación elemental, media y superior, sobre la base de la reorganización socialista del trabajo y la educación, es decir, se dará una combinación de la producción material con la educación general, el deporte y la cultura.

8) Para combatir la situación opresiva de la mujer, bajo la Dictadura Revolucionaria del Proletariado, se dará igualdad efectiva entre el hombre y la mujer en la vida cotidiana y ante la ley, se promoverá la organización específica de la mujer a través de un Frente de mujeres que tendrá como objetivo principal luchar por su integración efectiva a la vida social del país por la construcción del socialismo. Se dará una transformación radical del derecho familiar y matrimonial (reconocimiento de la maternidad como una responsabilidad social, protección de la maternidad y de la infancia). Bajo el socialismo se creará un estado de cosas en el cual la maternidad, no estará en conflicto con el desarrollo de la mujer, porque no impedirá más su trabajo en bien del socialismo y su propia liberación. Se implementará la tutela social de los niños, de los jóvenes y de su educación (casas-cuna, jardines de niños, casas de niños, etc.). Creación de instituciones destinadas a soliviantar la economía doméstica (lavanderías, cocinas y comedores comunales), lucha sistemática contra la ideología y las tradiciones que esclavizan a la mujer (machismo, oscurantismo, etc.).

9) Los pueblos indígenas tendrán acceso a las tierras en donde están asentados y acceso a los modernos medios de producción en sus propias regiones, orientándose en éste sentido la línea de dotar de territorialidad con desarrollo económico activo, rompiendo con su tradicional situación de marginalidad, además tendrán todos los derechos políticos y beneficios sociales de la revolución socialista. El Estado Proletario respetará su derecho a la autodeterminación, sus formas de organización y representación, su lengua y cultura progresistas promoviendo sus propias escuelas y universidades, así como su inclusión activa en la economía, la política y la cultura en el plano nacional.

10) El proletariado en el poder mantendrá el ejercicio de una práctica internacionalista activa y militante que presupone dar la ayuda necesaria al proletariado y pueblos del mundo que luchan por su emancipación de la dominación imperialista y la revolución socialista También aceptará la ayuda del Movimiento Comunista Internacional Marxista-leninista, el proletariado internacional y los pueblos del mundo para consolidar el socialismo y cumplir el objetivo histórico del proletariado que es el establecimiento de la sociedad comunista en el mundo.

Se observará una política internacional sujeta al principio del internacionalismo proletario. La firma de acuerdos y pactos, la actividad diplomática, en conjunto, toda actividad internacional del Estado Socialista, estará sujeta a este principio, porque nuestro Estado Socialista será una base más para el impulso de la revolución comunista mundial.

11) El Estado Socialista, el Partido, la clase obrera, el campesinado, la intelectualidad progresista junto a las demás capas populares de México y del mundo tendrán que superar las condiciones que permitieron el surgimiento del revisionismo en el poder y el restablecimiento del capitalismo donde se construía el socialismo. Por esa razón, el Estado de Dictadura del Proletariado en México, trabajará infatigablemente por el triunfo de la revolución proletaria mundial que creará las condiciones objetivas y subjetivas para la abolición de las clases sociales, la extinción del Estado, para borrar las diferencias entre el campo y la ciudad, entre el trabajo manual e intelectual y poder alcanzar el supremo principio del comunismo científico enarbolado por Marx, Engels, Lenin y Stalin, en donde la comunidad de hombres libres podrá escribir en sus banderas: De cada quién según sus aptitudes, a cada cual según sus necesidades

Nuestro objetivo histórico es instaurar el comunismo a nivel mundial, que será el reencuentro del género humano con su propia naturaleza humana.

¡¡ PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES, UNÍOS!!

 

 
 


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