A partir del 11 de septiembre de 2001 el gobierno profascista estadounidense sumó a su arsenal represivo ya existente, una serie de nuevas medidas represivas contra el pueblo estadounidense en general y los inmigrantes en particular.
Dichas medidas se presentan como parte de la lucha contra el terrorismo, pero en realidad responden a otros objetivos fundamentalmente reprimir y controlar a los sectores populares que se oponen a la política reaccionaria e imperialista del gobierno Bush y criminalizar a los inmigrantes para así poder explotarlos aún más si cabe.
Estas medidas aparecen recogidas en el USA Patriot Act (Acta Patriótica) un paquete de medidas represivas draconianas aprobadas a finales del 2001 por unanimidad, con carácter de urgencia y a espaldas del pueblo estadounidense, por el Congreso de EE.UU.
Entre estas medidas se incluyen:
- mayores poderes para la policía y otros cuerpos represivos y el aparato judicial.
- exigencia de que inmigrantes provenientes de ciertos países tengan que someterse a control especial.
- detención, incomunicada e ilimitada de inmigrantes “sospechosos”.
- creación del Homeland Security Department (Ministerio del interior) encargado del control y la represión interna.
Estas nuevas medidas represivas, unido a la incesante y brutal propaganda anti-inmigrante de la burguesía yanqui, han creado las condiciones para que se multipliquen los ataques contra la comunidad inmigrante a lo largo y ancho del país; asesinatos de inmigrantes, vandalismo contra centros comunitarios, incendios contra centros religiosos, redadas masivas en los centros de trabajo, vigilancia extrema en las áreas fronterizas, etc.
La comunidad mexicana ha sufrido en carne propia la represión y persecución: miles de trabajadores mexicanos han sido detenidos y deportados, decenas han muerto a manos de grupos paramilitares que operan en el lado norte de la frontera, de coyotes estadounidenses que los encierran y abandonan a su suerte en camiones cerrados y millones de otros inmigrantes se sienten atemorizados ante el clima anti-inmigrante y xenófobo imperante en E.U.
Pero estos ataques y abusos no han quedado sin respuesta, se han organizado manifestaciones, concentraciones, marchas y acciones legales y muchas otras formas, de protesta en las que han participado codo a codo inmigrantes y los sectores más avanzados del pueblo estadounidense.
La comunidad inmigrante mexicana ha tenido un papel destacado en las movilizaciones de oposición y denuncia de los ataques contra los inmigrantes.
El creciente movimiento de oposición está dificultando la implementación de estas medidas represivas por parte del criminal gobierno yanqui, pero la situación actual exige acciones aún más contundentes para lograr parar la ofensiva racista de la burguesía imperialista yanqui. ¡Combatiendo, venceremos!

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