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Número 166 de Junio de 2003

 
 

EL ASCENSO DE LA LUCHA DE CLASES EN EL AGRO Y LOS OPORTUNISTAS

En el anterior número de Vanguardia Proletaria señalamos que los socialdemócratas del PRD, el PRI y demás oportunistas agrupados en El Barzón, El Campo No Aguanta Más, la CNC, PAC, entre otros, traicionaron a los campesinos pobres y proletarios agrícolas al firmar con el gobierno del PAN un reducido Acuerdo Nacional para el Campo. Al denunciar su felonía, coincidiendo con otras fuerzas campesinas en lucha, hemos puesto el acento en que su actitud práctica pone de manifiesto la incapacidad política de la socialdemocracia perredista para conducir el gran descontento campesino que existe en México, que tiene una importante tradición de lucha, en ascenso desde hace algunos años.
El campesinado pobre y proletarios agrícolas son aliados estratégicos de la clase obrera, el gobierno burgués hace hasta lo imposible para evitar el fortalecimiento revolucionario de su organización. En este periodo en que las grandes masas obreras y proletarias no logran sacudirse de los oportunistas, y cada uno de los esfuerzos que realizan por dar proyección unitaria y nacional son atacados y socavados con las más distintas formas de represión y control, resulta cada vez más importante estudiar y poner en claro ante las masas las causas de sus tropiezos.
La lucha de los campesinos y de los asalariados agrícolas en contra de la política del gran capital les permite descubrir la verdadera naturaleza de clases en el capitalismo y distinguir quienes son sus amigos y quienes sus enemigos de clase. A lo largo de muchos años y en aún a costa de su propia sangre, los explotados del campo entendieron que el gobierno del PRI y su política populista, significó para sus abuelos, sus padres y sus hijos, años de la pobreza, de atraso, de enfermedad y muerte. Para las grandes masas quedó más que plenamente comprobado que el PRI representa y defiende los intereses de la gran burguesía, los monopolios, las transnacionales, el imperialismo, los terratenientes y los latifundistas.
Con el TLCAN: las transnacionales de Estados Unidos dominan la industria alimentaria mexicana, llevó a la quiebra de los productores nacionales y la disminución de la producción interna de alimentos, con el consiguiente avance de las corporaciones gringas en el abasto interno de alimentos, el control de los sectores agroindustrial y agrocomercial, agroquímicos, químicos y semillas; avanzan en el dominio de la producción de alimentos industralizados. Las empresas más importantes que en los últimos nueve años han extendido su dominio en el mercado nacional son: Grupo Sigma de Alimentos, Bachoco, Sabritas, Panamco México; Pepsi-Gemex, Bristol-Myers Squib de México, Pfizer, Becton Dickinson de México, Cargill, Continental Multa Texo, Mayer y Pilgrims Pride, Wall Mart y Monsanto. Entre 1994 y 2000, México aumentó de manera importante sus importaciones provenientes de Estados Unidos, contrariamente, la producción interna de los principales granos y oleaginosas tiende a disminuir significativamente en ese mismo periodo; incluso, las grandes empresas agroindustriales en México, como Grupo Modelo, Gruma, Bimbo, Femsa, Corvi, entre otras, también dependen de los insumos provenientes del vecino país.
Los acuerdos firmados en el TLCAN carecen de legitimidad política y económica, nunca fue consultado el pueblo de México y han generado un amplio descontento entre las masas del campo, llevado a las calles a decenas de miles de hombres, mujeres y niños que se ven en medio de la miseria, de la hambruna; generando estallidos sociales y violencia en distintas formas, para acallar la inconformidad por la pobreza incrementada el gobierno desarrolla sus políticas de guerra de baja intensidad, militariza amplias zonas campesinas, pero también utiliza a las organizaciones y partidos oportunistas para mantener un control sobre los explotados del campo y evitar su unidad revolucionaria ¿Quién no se ha dado cuenta de la desastrosa herencia del priísmo?
¡Los oportunistas, que hacen a los piístas sus aliados en la lucha contra el TLCAN! No sorprende que al apologista del PRD, Armando Bartra, le parezca un avance ver mano sobre mano a la seudo izquierda perredista y el priísmo, junto a representantes de grandes empresas. Nosotros preguntamos, ¿habrá alguien que, honestamente, dude del servilismo del PRI a la gran burguesía y al imperialismo?, ¿habrá alguien que, en sano juicio, haya olvidado sus crímenes, su corrupción, su alevosía contra el pueblo de México? Suponemos que no: con tales aliados, para toda la gente sensata, era de esperar la traición del "frente campesino" que tanto ensalza el Sr. Bartra. Por eso resulta inverosímil y sacado de la manga el argumento desangelado de que no podían dejar de firmar por que sería dejar los triunfos a los “charros”.
"La de enero fue la mayor movilización rural en la historia de México", dice el escritor, pero deja de reconocer que los intereses electorales, de los ahora candidatos a diputados, desplazaron a segundo término el movimiento campesino, mostrado con creces en las escasas y aisladas acciones posteriores. Incluso estos oportunistas del "frente campesino y obrero" boicotearon un 10 de abril unitario, combativo y revolucionario en el Distrito Federal; además, el Sr. Bartra evita señalar que el gobierno obligó a los dialogantes, a punta de amenazas y manotazos, a firmar el famoso acuerdo.
Para los pobres del agro no es nada nuevo que el PRI se monte sobre sus espaldas. Pero la traición del PRD es algo que si bien se viene realizando desde hace años, es importante evidenciar a cada momento que se presenta, porque estos se encubren de izquierda y democráticos, engañando a quienes luchan por la justicia, por un mundo nuevo. Cuando el apologista del perredismo, elogia el economismo socialdemócrata, señalando que "el movimiento campesino es gremial, - no político", cuidándose de hablar, por ahora, una sola palabra de su reformismo parlamentario, pretende hacer creer que la lucha de los campesinos pobres y asalariados de este país debe limitarse a auxiliar a la burguesía en los problemas estructurales en que ha metido al agro nacional, para que ésta deje caer una cuantas migajas que, por supuesto, se repartirán entre ellos mismos, pues solo de manera muy marginal llegarán a los pobres ¿Esta es la forma en que se podrán superar las dificultades resultados de los acuerdos políticos-económicos del gobierno burgués con el imperialismo gringo?
Justificando el cretinismo perredista, Armando Bartra, dice, "había que evitar que el éxito político se los llevaran los charros y el gobierno", su "gremialismo" le evita comprender la magnitud de su villanía: haber llamado al combate, para después arrojar las armas de la movilización y la organización de las masas campesinas, a cuenta de un plato de lentejas, por votos y curules; es algo que tiene nombre: se llama traición.
No es que no se tenga o no se quiera negociar con el gobierno, o que se vaya por todo o por nada. Esas son falsas disyuntivas que pretenden ocultar el oportunismo. Por ahora, cuando es imprescindible avanzar en la unidad de la lucha campesina a fin de acumular fuerzas capaces de enfrentar al imperialismo y sus políticas expansionistas y sus aliados en el gobierno, quedarse en el inicio de grandes acciones sin desarrollar esa lucha, es abandonar a su suerte a las masas que les escucharon; además, una negociación no se realiza quitándose el sombrero y pidiendo perdón, sometiéndose a los gritos y amenazas del enemigo, quien obliga aceptar la derrota y reconocer su triunfo. Es importante negociar en el mejor momento y en las mejores condiciones, no correr simplemente porque ya vienen las elecciones.
Los socialdemócratas nunca aprenderán que una rebelión no se hace de rodillas; tampoco entenderán que la “unidad” no se puede hacer con el enemigo, como lo hicieron con el PRI-CNC-PAC, etc., pese que a la espalda tengan el enemigo con tremendo pistolón, viviendo siempre en la incertidumbre, de se anoten los triunfos los “charros”, que ahora sean cabeza del seguimiento de los acuerdos y se tomaran la mejor tajada de los 57 mil millones.
En realidad, para continuar garantizando las enormes ganancias a las transnacionales y los ricos del campo mexicano, en el fondo de las cosas, todas las maniobras del “frente campesino” están orientadas a sujetar al movimiento antiimperialista y anticapitalista, desarticular cualquier intento de organización y ponerlo a la cola de la política economista, gremialista y el cretinismo parlamentario socialdemocrata, con el fin de alejar a las masas de la perspectiva política de la lucha por el poder, obstaculizando la alianza estratégica y revolucionaria del campesinado pobre, los proletarios agrícolas y los obreros, por la revolución y el socialismo.
El movimiento de los campesinos y asalariados agrícolas de México tiene la imperiosa necesidad de dotarse de una dirección política e ideológica revolucionaria, donde el Frente Popular Revolucionario hace esfuerzos por la unidad de los campesinos pobres y asalariados agrícolas a nivel nacional. Mientras el oportunismo no sea retirado de su perniciosa influencia sobre las masas y no se logre superar la acción aislada y espontanea de los grupos más consecuentes que pese al acuerdo para el campo actúan en varios entidades de la República, difícilmente podrán avanzar para enfrentar la globalización expansionista del gran capital financiero, encabezada por los imperialistas gringos y sus títeres en el gobierno.

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