La industria refresquera se caracteriza
por la sobreexplotación a que someten los trabajadores.
Esto, gracias al contubernio entre los empresarios y los seudo
líderes sindicales, principalmente de la CROC y la CTM,
quienes con la simulación reemplazan una verdadera vida
sindical honesta, asambleísta, democrática y de
clase.
Cerca de 100 despedidos de la embotelladora BIG COLA, en el
estado de Puebla, se encuentran en lucha por su reinstalación.
El motivo de su despido fue la exigencia por que la empresa
les otorgue las prestaciones que por ley, entre otras: IMSS,
INFONAVIT y SAR. Ya es común que muchas empresas evadan
estas y otras leyes sin que las autoridades laborales hagan
algo al respecto, muchas veces hasta con la complicidad de las
mismas.
Un claro ejemplo es el amparo otorgado a la empresa “Cheonjo
Actopan”, en Hidalgo, para que no pague las aportaciones
patronales al INFONAVIT de 700 trabajadores; otro ejemplo son
los amparos promovidos por varias empresas, entre ellas Kimberly
Clark, de Claudio X. González, para escamotear el reparto
de utilidades a los trabajadores. Todo esto pone en evidencia
la parcialidad del Estado burgués ¡la clase obrera
no puede confiar en la legalidad burguesa!
En COCA COLA Y PEPSI COLA, principales monopolios de la industria
embotelladora en nuestro país, los empresarios han encontrado
la manera de dividir a los trabajadores, por un medio “legal”:
varias embotelladoras pagan los derechos reservados y patente
para su embotellamiento y distribución, de esta manera,
los monopolios evaden toda responsabilidad laboral, despojan
a los trabajadores el derecho a organización, evitan
la huelga en el ramo, etc.
Cuando los trabajadores de una embotelladora luchan por la defensa
de sus derechos, las otras embotelladoras garantizaría
la distribución del producto y amortiguan la presión
de los obreros. Pero además, una misma marca, contrata
y trabaja para diferentes embotelladoras, con afiliación
de los trabajadores en diferentes sindicatos y centrales sindicales,
lo que hace prácticamente imposible la organización,
la lucha y una huelga de los trabajadores en una misma marca;
esto, desde luego, desde el punto de vista legal.
En BIG COLA, los empresarios, de origen peruano, se envalentonan
porque saben de la imparcialidad de las autoridades laborales,
lo que les alienta para invertir en nuestro país. Saben
la existencia de mano de obra barata y corrupción en
los líderes sindicales. Lo que no toman en cuenta es
que, a pesar de todo, la clase obrera en esta rama cuenta con
un cúmulo de experiencias de lucha, que le hace resistir
la voracidad capitalista y luchar por mejorar sus condiciones
de trabajo y por un autentico sindicalismo de clase.
En la memoria la clase obrera está la histórica
huelga de PASCUAL, que ha sido ejemplo de tenacidad y resistencia,
por lo que varios obreros de BIG COLA, junto con sus familiares,
se pusieron en huelga de hambre para exigir de las autoridades
y al sindicato una respuesta satisfactoria a sus demandas, logrando
atraer la solidaridad de muchos trabajadores de otras refresqueras.
Sin embargo, para acabar con las anomalías, lograr que
se respeten los derechos de los trabajadores y defender sus
intereses, los trabajadores de BIG COLA, y de la industria refresquera,
necesitan construir corrientes sindicales revolucionarias y
de clase en sus empresas, para destituir a los charros; o, en
su caso, construir su propio sindicato y echar fuera al sindicato
junto con los seudo líderes corruptos. Pero además,
es necesario trabajar por la organización de todos los
trabajadores de la industria refresquera en un solo sindicato
y/o emplazar a la Cámara del ramo a la firma de un Contrato
Ley, como existe en otras ramas de la industria, equiparándose
los salarios y prestaciones de los trabajadores, independientemente
de la empresa para la que laboran. Como reza el Artículo
123 de la Constitución: a trabajo igual, salario igual,
precepto “legal” que en muchas ramas no se respeta
en la práctica, aprovechándose de las circunstancias
de división en la que se encuentra la clase obrera.
La clase obrera no puede limitarse al marco de la “legalidad
burguesa”; debe exigir el cumplimiento de sus derechos
conquistados, pero su lucha debe acompañarla con la movilización
de masas, los mítines frente a las fábricas y
las autoridades de trabajo, debe trabajar por su organización
nacional en función de sus intereses inmediatos e históricos,
independientemente de si es legal o no, pues como describimos
anteriormente, la ley burguesa está dispuesta a impedir
la organización real de los trabajadores y para favorecer
a los capitalistas o, simplemente, si habla de los derechos
de los trabajadores, ¡no se cumple!
De esta manera, los trabajadores del ramo refresquero pueden
contribuir y avanzar hacia la organización de toda la
clase obrera en la construcción de una central sindical
clasista y revolucionaria, que no sólo impulse la lucha
económica, sino además, contribuya a la organización
revolucionaria de la clase obrera en los sindicatos obreros,
hoy dominados por el charrismo sindical, para avanzar hacia
su liberación como clase explotada, cosa que sólo
podrá lograrse con el derrocamiento de este sistema de
esclavitud moderna, de esclavitud asalariada.