En
los últimos meses hemos observado de manera constante,
movilizaciones por parte de estudiantes del Instituto Politécnico
Nacional (IPN), así como de estudiantes de otras instituciones
educativas a nivel nacional, podemos mencionar a la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad
Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), las normales
rurales aglutinadas en la Federación de Estudiantes Campesinos
Socialistas de México (FECSM), entre otras.
Los motivos de dichas movilizaciones son diversos, van desde la
polémica por la propuesta de otorgar autonomía al
IPN, la justa y legítima demanda de plazas de trabajo para
los egresados de las normales rurales, la defensa de la gratuidad
en todos las niveles de la educación y a nivel nacional,
hasta el rechazo a la represión ejercida por parte de las
autoridades de las instituciones educativas, policiales, etc.
para con los estudiantes críticos y con iniciativa de organización
y de lucha. De todas estas justas acciones de los estudiantes,
las autoridades extraen como "conclusión" que
las protestas y sus reivindicaciones políticas corresponden
a problemas "diferentes" y "aislados" que
sólo afectan a un sólo grupo de estudiantes de determinada
institución.
Efectivamente, este es el panorama que la clase en el poder por
la poderosa vía de sus medios de comunicación difunden
en aras de fomentar la división al seno del movimiento
estudiantil e imponerle trabas legales a su unificación,
argumentando la "diferenciación" de los problemas
educativos por institución, entidad o nivel educativo,
para así poder dar pié a que se cumpla su política
de privatización y elitización de la educación
y magnificar la enajenación del pueblo. En este sentido,
“los problemas del IPN -dice el Correa Jasso, director del
Politécnico- afectan únicamente a la comunidad del
IPN y son distintos a los de la UNAM, por lo que estos atentan
contra la estabilidad de la institución al infiltrarse
y relacionarse con la comunidad politécnica”.
A lo largo de la historia, la educación siempre ha estado
al servicio de la clase en el poder, y es ésta la que decide
qué estudiar y cómo hacerlo en función de
aumentar la productividad, sus ganancias y la explotación,
de modo tal que ellos ven a la educación como un negocio
y a las escuelas como los centros a donde acuden los hijos de
las clases explotadas a calificar su fuerza de trabajo para después
incorporarse al mercado laboral.
Como hemos visto la educación no está exenta de
la lucha de clases, y aunque aparentemente los problemas educativos
entre escuela y escuela, institución e institución,
parezcan distintos debido a sus peculiares condiciones internas,
¡NO LO SON!, pues las reformas a la educación han
sido dictadas bajo los mismos esquemas por el Estado Federal en
subordinación a los mandatos en materia educativa de los
organismos financieros internacionales.
De modo tal, que las diferencias observadas en las distintas instituciones
corresponden además a que las autoridades de dichas instituciones
aplican las reformas en función de las condiciones objetivas
y subjetivas de la institución (grado de conciencia de
la comunidad, organización, fuerza del movimiento, etc.)
y de manera diversa, lenta y pausada para evitar que los estudiantes
lo noten, o que estudiantes de diversas escuelas o instituciones
puedan empalmar y enarbolar el mismo eje de lucha. Por eso vemos
que mientras unos luchan contra el proyecto de "autonomía"
del IPN otros luchan contra el "congreso" de De la Fuente
en la UNAM.
El rompimiento de la Huelga en la UNAM en el año 2000 por
parte de la PFP, el constante hostigamiento de grupos porriles
en todas las instituciones para con los activistas, las expulsiones,
la corta visión política de los grupos estudiantiles,
el sectarismo, el divisionismo, etc., son factores que contribuyen
al reflujo y dispersión del movimiento estudiantil, por
lo que se hace urgente iniciar la discusión sobre el futuro
de la educación y la reactivación del movimiento
estudiantil nacional.
Las últimas luchas demuestran que se requiere de una organización
nacional de los estudiantes que unifique, coordine, oriente y
dirija sus luchas, dicha organización de masas es una necesidad
para entablar nuevos combates contra la burguesía y sus
lacayos.
Por estas razones la Unión de la Juventud Revolucionaria
de México (UJRM-FPR) plantea en el escenario de la lucha
de clases dentro de las instituciones educativas a nivel nacional,
que es necesaria la construcción de una Central Estudiantil
Revolucionaria cuyos ejes fundamentales sean:
Hacer del movimiento estudiantil una fuerza revolucionaria, que
saque del letargo al estudiantado nacional, movilizándolo
por la lucha de sus demandas más sentidas, que contribuya
a concientizar y organizar a los estudiantes en todo el país.
¡¡
Luchar por la unidad obrero-campesino-estudiantil ¡¡
¡¡
Por una educación democrática, critica, científica
y popular ¡¡
¡¡
Impulsar una sistemática ofensiva contra el reformismo
y
el oportunismo al seno del movimiento estudiantil ¡¡
¡¡
Combatir las posiciones claudicantes que llaman al estudiante
a abandonar la lucha,
en aras del estudio de corte burgués, memorista y dogmático
¡¡
¡¡
Poner la movilización de las masas en primer plano ¡¡
¡¡
Luchar permanentemente contra la dominación burguesa ¡¡
¡¡
Luchar contra el imperialismo y el fascismo ¡¡
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