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En Baja California, hacía mucho tiempo que no se reponía el movimiento de masas organizado, bajo banderas revolucionarias. Hoy podemos decir que el movimiento avanza y se dibujan nuevas perspectivas para desarrollar la organización clasista y revolucionaria de masas.

Lo anterior se puede apreciar en los resultados de la Jornada Nacional de Lucha del Frente Popular Revolucionario en Baja California. En el marco de esta movilización nacional, las organizaciones que integran el FPR en Baja California se dieron a la tarea de cumplir con las tareas de envergadura nacional a nivel local. Además, de tener como tarea fundamental la “Campaña por la libertad de Julio Sandoval y Beatriz Chávez” desde hace dos meses. Originalmente el Movimiento Indígena por la Unificación y Lucha Independiente - FPR y el Comité “Ricardo Flores Magón” - FPR planearon una serie de actividades, sobre todo dirigidas hacia la libertad de los presos políticos en el estado, pero el ánimo combativo de las masas se elevó en el desarrollo mismo de la movilización y permitió que se ampliaran las perspectivas de lucha.

Las movilizaciones iniciaron con una marcha y plantón en las afueras del CERESO de Ensenada, donde al mismo tiempo empezaba una huelga de hambre de 13 presos exigiendo agilidad en la sentencia para los presos políticos y demandas de derechos humanos para mejorar las condiciones de reclusión. La cerrazón de las autoridades penitenciarias obligó a los manifestantes a bloquear el acceso principal a la cárcel. Al siguiente día se organizó una marcha-caravana del Pueblo Autónomo “Aguascalientes” (base del MIULI-FPR) hacia la ciudad de Ensenada, marchando de forma militante por 9 horas, para terminar en la sede de la Subsecretaría General del Gobierno del Estado en Baja California, y establecer ahí un plantón permanente en apoyo a la huelga de hambre de los internos de la cárcel, por la solución al pliego petitorio y en coordinación solidaria con la movilización en el Distrito Federal de los contingentes del FPR de los demás estados del país.

Mientras tanto, la resistencia de los huelguistas al interior del penal se recrudecía. El primer día de la huelga fueron reprimidos por lúmpenes bajo órdenes del Director y el Comandante de la cárcel. Los amenazaron de muerte, los agredieron con agua y les destruyeron sus cartones que servían de mantas con proclamas; se dio un reflujo de esta manifestación, por las amenazas se retiraron 5 huelguistas, resistiendo 8, incluidos los presos políticos. Al percatarse de esto en el plantón, subieron de tono las consignas y la combatividad de los compañeros, se presionó para que la Procuraduría de Derechos Humanos interviniera y vigilara de manera permanente las condiciones de los huelguistas. Se fortaleció la huelga, en lugar de verse amedrentados, los dirigentes políticos presos agitaron y orientaron correctamente a los compañeros, de manera que otro interno se integró al ayuno ese día y otro al día siguiente, manteniéndose en diez el número de huelguistas. Incluso dos de ellos permanecieron en huelga de hambre hasta el jueves 4 de octubre a las 4:30 p.m., a pesar de que su libertad condicional ya estaba resuelta. Se impuso la solidaridad militante: uno de ellos indígena amuzgo del estado de Guerrero, que apenas y comprendía algunas palabras del español, preso, encima de que fue agredido por un borracho; el otro, un ejidatario que había sido despojado por un Comandante de la PFP. La huelga se levantó después de una mesa de trabajo donde participaron todos los huelguistas, representantes de organizaciones políticas (por supuesto el FPR), el Subsecretario del Gobierno del Estado, la Defensoría de Oficio y la Procuraduría de Derechos Humanos. Los logros fueron la libertad de la presa política Beatriz Chávez , la libertad anticipada de dos presos (arriba mencionados) mejores condiciones en la cárcel, garantías para la seguridad de los huelguistas, revisión de seguimiento puntual cada semana de la defensoría de oficio y de los presos indígenas cada 15 días, entre otras.

Mientras esto sucedía en Ensenada, Baja California, en Tijuana se difundía la lucha en los medios informativo; en la Ciudad de México se avanza el las demandas reivindicativas; y se realizaba un plantón en el Consulado Mexicano en San Diego, California, EEUU, en demanda de la libertad de los presos políticos

El plantón se levantó el miércoles 2 de octubre después de una nutrida marcha en la ciudad de Ensenada, donde participaron incluso trabajadores agrícolas de San Quintín. La marcha conmemoró el aniversario luctuoso de la matanza de Taltelolco, por la libertad de los presos políticos, la presentación con vida del Prof. Gregorio Alfonso Alvarado López y contra la privatización de la industria eléctrica. Este día los huelguistas en la cárcel hicieron pancartas alusivas a la matanza de Tlalteloco y organizaron la plática para explicar estos hechos represivos.

En Baja California no se había visto una organización que marchara bajo las banderas rojas de la hoz y el martillo, con consignas políticas revolucionarias y combinando la lucha abierta reivindicativa con las demandas políticas regionales, nacionales y más allá de las fronteras, como deben ser las de los obreros. Nuevas perspectivas se abren para la lucha de clases, incluso pese al gobierno fascistoide del Estado, que no se presta siquiera a recibir un pliego petitorio. Pero la lucha de clases toma caminos nuevos y diversos para las mismas metas históricas del proletariado y todos los explotados y oprimidos, que actualmente en Baja California, (y a nivel nacional con el FPR), va por un Gobierno Provisional Revolucionario, por la Asamblea Nacional Constituyente Democrática y Popular, construyendo la unidad de todo el pueblo por la emancipación proletaria.

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